Petró Poroshenko, que volvió a Ucrania este lunes para comparecer por acusaciones de traición, ha quedado libre hasta que se emita un juicio el próximo miércoles, informó Europa Press (EP). Poroshenko sigue negando todas las acusaciones.

El expresidente, que llegó al país de manera estrepitosa, ha declarado, según informa EP, que todo el proceso se trata de un montaje en su contra y que este no es sino una estrategia para desviar la atención de los problemas reales del país.

El lunes, informa la Agence France-Press (AFP), y luego de una extensa jornada de deliberaciones, la fiscalía había pedido a la justicia ordenar el arresto directo del expresidente o imponerle una fianza de casi 30 millones de euros.

Además de esto, la fiscalía había pedido ordenar a Poroshenko quedarse en Kiev y entregar su pasaporte para reducir cualquier intento de fuga. Este reaccionó fuertemente a las acusaciones, alegando que estaba siendo víctima de una “justicia sumaria” y acusó a la fiscalía de lanzar palabras mentirosas y difamaciones, informa también la AFP.

Las acusaciones y la crisis política ucraniana

La fiscalía acusa a Poroshenko de ayudar a grupos de separatistas prorrusos a vender carbón con ganancias estimadas en más de 40 millones de euros. Volodimir Demchishin, quien era el ministro de energías para la época, también se encuentra bajo investigación.

Manifestantes ondean banderas rusas durante una exhibición pro rusa en la región de Donetsk

La presidencia de Poroshenko se dio en un momento de especiales tensiones con Rusia, lo que hace más graves las acusaciones de traición en su contra. Su periodo de mandato tiene como antecedente principal la conocida “crisis de Ucrania”.

Durante el 2014 y 2015, Ucrania enfrentó una grave crisis interna y una división política. Por un lado se encontraban quienes apoyaban acercamientos a Occidente y la Unión Europea, mientras que por el otro se hallaban sectores de la población que tenían afinidades con Rusia, en gran parte por factores étnicos y lingüísticos. Estos últimos pedían no solo un acercamiento al gobierno del Kremlin, sino casi una adhesión de Ucrania a su vecino.

La crisis resultó en la declaración de independencia de Crimea y su posterior anexión por parte de Rusia. Esto le dio al gobierno del Kremlin el control sobre nuevas rutas de gas y petróleo, así como de un importante puerto en el mar negro. La anexión de Crimea fue vista, a ojos de ucranianos y Occidente, como una estrategia rusa de hacerse con importantes activos geopolíticos minando la autonomía de Ucrania.

Los recientes acontecimientos, en los que Rusia ha desplazado una gran cantidad de efectivos a la frontera con Ucrania, han despertado de nuevo los sentimientos prorrusos o de apoyo a Occidente. A pesar de que Rusia ha declarado en varias ocasiones que no planea una invasión, las tensiones y desconfianzas crecen al interior del país mientras organismos internacionales advierten un alto riesgo de guerra en la región.

El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha pedido la ayuda de países occidentales, principalmente de Estados Unidos y la OTAN, para evitar una posible invasión y asegurar la seguridad ucraniana. Desde que inició el año se han llevado a cabo diferentes conversaciones entre Occidente y Rusia, sin embargo, estas han quedado atascadas.

Rusia ha pedido de manera reiterada un compromiso por parte de Estados Unidos y la OTAN de no permitir el ingreso de Ucrania a dicha organización, algo a lo que los voceros occidentales se han negado.

En la ultima semana, Ucrania sufrió un ataque cibernético que bloqueó algunas páginas gubernamentales y que dejó mensajes intimidatorios hacia los ciudadanos ucranianos. El gobierno de Kiev, que en el momento del ataque no acusó a nadie, afirmó el día domingo tener pruebas que garantizaban que el ataque había sido realizado por Rusia, según informa la AFP.

Protestas anti rusas durante la crisis de Crimea en 2014.

El juicio del expresidente podría generar nuevos enfrentamientos entre los sectores que apoyan a Rusia y los que, alineados con el gobierno actual, prefieren la autonomía y el apoyo de las potencias occidentales. Ante la incipiente crisis política, el juicio dictaminado contra Poroshenko podría ser de vital importancia para azuzar los ánimos entre un lado y otro.