En aproximadamente cinco años y medio, los astrónomos anticipan un evento cósmico sin precedentes: el asteroide Apofis, de dimensiones comparables al famoso Empire State, pasará a tan solo 32.200 km de la Tierra. Esta será la distancia más cercana que un objeto celeste de semejante tamaño habrá alcanzado en la historia moderna.
La Nasa, en colaboración con científicos de la Universidad de Arizona, Estados Unidos, ha estado monitoreando este cuerpo celeste desde su descubrimiento en 2004, cuando se temía que representara una amenaza de colisión en 2029. Observaciones más recientes han descartado tal riesgo para al menos otro siglo.
La misión espacial encargada de estudiar este peculiar encuentro es liderada por la Universidad de Arizona y se espera que proporcione valiosa información sobre la formación planetaria. Además, se busca obtener conocimientos que contribuyan al desarrollo de sistemas de defensa contra posibles colisiones de asteroides con la Tierra.
El asteroide Apofis, nombrado en referencia a una serpiente que simboliza el mal y el caos en la mitología egipcia, se compone principalmente de materiales silicatados con hierro y níquel. Con un diámetro de aproximadamente 340 metros, pasará a tan solo 31.860 km de la superficie terrestre el 13 de abril de 2029, siendo visible a simple vista durante algunas horas.
La nave espacial que se encuentra en ruta hacia este singular encuentro es la OSIRIS-REx, que capturó la atención mundial hace tres años al tomar una muestra de otro asteroide. La muestra fue enviada a la Tierra en una cápsula que aterrizó con éxito en Utah en septiembre pasado. La misión con Apofis se perfila como una oportunidad única para estudiar de cerca este asteroide y obtener datos cruciales para la comprensión del cosmos y la protección del planeta contra posibles amenazas espaciales.
Telescopio James Webb captó una estrella recién nacida en el espacio
El Telescopio Espacial James Webb (JWST) sorprendió, el pasado 7 de noviembre, a la comunidad científica con una asombrosa imagen de una protoestrella recién nacida, denominada HH212, que, según los expertos, podría tener menos de 50.000 años, lo que la clasifica como extremadamente joven en términos astronómicos.
Esta protoestrella, ubicada en la constelación de Orión a una distancia de 1.300 años luz de la Tierra, ofrece a los científicos la oportunidad única de observar un fenómeno que se asemeja al nacimiento del Sol hace unos 4.600 millones de años.
A pesar de su juventud, la protoestrella HH212 se encuentra resguardada dentro de un denso disco giratorio de gas y polvo, lo que ha dificultado al Telescopio James Webb captar su brillo. No obstante, la imagen revela “chorros” en tonos rosados y rojizos, que los expertos interpretan como emisiones de gas. Estas emisiones son cruciales para entender y regular el proceso de nacimiento estelar.
El hallazgo ofrece una ventana única para comprender los primeros pasos en la formación de estrellas y proporciona una visión fascinante de los procesos cósmicos que dieron origen al Sol y, por extensión, a nuestro sistema solar. El Telescopio Espacial James Webb continúa desvelando misterios en el vasto universo, abriendo nuevas perspectivas para la investigación astronómica.
*Con información de Deutsche Welle (DW) y AFP.