Silicon Valley es la meca de los emprendedores en tecnología por excelencia y con toda la razón, pero ello no significa que otros destinos no sean lo suficientemente atractivos como para probar suerte en ellos.
Un país que quiere relativizar esa idea es Chile, gracias a un proyecto cuya ambición es acoger a los empresarios que se enfocan en este campo y así proyectar al país como el epicentro de la innovación en la industria tecnológica.
Start-Up Chile no es un programa para nada nuevo, pues data de 2010, lo que da cuenta lo arraigada que está en el país la idea de abrir un espacio serio y rentable para las nuevas ideas en el mundo cibernético.
Lanzado por la Corporación de Fomento de la Producción Chilena, el proyecto renueva cada año su convocatoria en tres programas: Build, Ignite y Growth, y quienes conquisten a los evaluadores de los proyectos se aseguran la concesión de una beca que puede alcanzar hasta los 100.000 dólares.
El programa se desarrolla en forma de clases y sesiones de directorio. De igual modo, los interesados cuentan con facilidades como acceso a mentores y especialistas y pueden participar en reuniones con representantes de otros emprendimientos.
En fin, se trata de herramientas de alto impacto en un mundo siempre cambiante y ávido de nuevas ideas.
Los canales de difusión del proyecto, como su web y cuentas en redes sociales, hacen énfasis en que “queremos que tu negocio crezca en Chile para el mundo y para eso te brindamos todo el apoyo”.
Pues bien, eso significa que el programa abarca apoyo a los aspirantes en la consecución de la visa para establecerse de manera temporal en el país austral.
Pero, antes de plantearse la posibilidad de aspirar a una beca de Start-Up Chile, es bueno empaparse de lo que abarcan sus tres programas clásicos:
Build. Está pensado para los proyectos que apenas inician o que se encuentran en sus primeras etapas de desarrollo.
A los aspirantes les tomará cuatro meses comprobar la validez de su proyecto ante un panel de expertos y, si todo sale bien, quedarse con una asignación de alrededor de 13.000 dólares, aunque ello se puede extender a 6.000 dólares más si las condiciones del emprendimiento lo ameritan y sus dueños lo demuestran.
Ignite. Está dotado con una bolsa de 31.000 dólares, con opción de duplicarse, para aquellos proyectos que se encuentran en un nivel de adelanto más significativo. Por eso, se requiere que ya tengan productos con una trayectoria de tres años al momento de la postulación.
El dinero está dirigido a desplegar su campo de acción a través de la participación en eventos y bolsas comerciales que les permitan abrir nuevas puertas para sus ideas. El tiempo de duración de este segmento puede ser de cinco a siete meses.
Growth. Si las ventas anuales de una empresa tecnológica superan los 100 dólares año, podrá acceder a esta modalidad que consiste en la financiación con 92.000 dólares, durante ocho meses, con el fin de que los emprendedores tengan la oportunidad de expandir su proyecto.
Además de los beneficios financieros de cada sección, los participantes tienen a su disposición beneficios adicionales en descuentos en servicios de firmas como Microsoft, AWS y HubSport, entre otras, los cuales pueden alcanzar los 300.000 dólares.
La web del proyecto, haciendo un balance de su gestión, informa que, en 12 años de funcionamiento, se han acogido a él más de 2.000 emprendimientos, de los que han hecho parte unos 5.000 emprendedores de 85 naciones.
Estas firmas, además, han producido más de 2.000 millones de dólares en ingresos alrededor del globo, incluidos mercados tan codiciados como Estados Unidos.
En cuanto a los requisitos para acceder a Start-Up Chile, uno de los más importantes es que el emprendedor resida en ese país durante el tiempo que dure el financiamiento. Pero más al respecto está disponible en su página web startupchile.org.