Recién en 2013 el servicio secreto estadounidense confirmó oficialmente la existencia del área restringida militar 51. Allí, el Ejército estadounidense ha estado desarrollando durante décadas aviones espías que podrían haber sido la causa de misteriosos avistamientos en el aire, que muchos han declarado como "OVNIS”, objetos voladores no identificados.
Mientras los fanáticos de las leyendas de conspiración viajan Nevada y buscan rastros de seres intergalácticos en Internet, los científicos investigan. "Resultaría muy sorprendente que no existiera vida extraterrestre", dice el astrobiólogo Dirk Schulze-Makuch, de la Universidad Técnica de Berlín: "Con los trillones o más planetas y lunas que existen, sería muy extraño que fuéramos el único lugar donde hay vida". El surgimiento de la vida: un misterio Schulze-Makuch busca la vida en la forma más simple, en microbios. Intenta encontrar las condiciones exactas bajo las cuales puede existir la vida. Debe haber una atmósfera, o una capa de hielo que la proteja. Además, se necesita una presión de aire relativamente estable, no demasiada radiación y temperaturas favorables, aunque los microbios pueden sobrevivir incluso en las condiciones más adversas, como en el desierto de Atacama o a más de cien grados en aguas termales.
Área 51 en Nevada, Estados Unidos. En definitiva, la vida no funciona sin un líquido. No necesariamente tiene que ser agua. También podría ser amoníaco o metanol. A menudo es un error asumir que en otras galaxias tienen que reinar las condiciones que hacen posible la vida en la Tierra, explica Schulze-Makuch. Para nosotros, el amoníaco y el metanol son tóxicos. Para los seres vivos en otros planetas, estas sustancias podrían ser vitales. La búsqueda de la segunda Tierra Schulze-Makuch examina las condiciones de vida en nuestro sistema solar. Otros investigadores están buscando planetas similares a la Tierra en las profundidades de nuestra galaxia, la Vía Láctea. Ya se han descubierto poco más de 4.000 planetas fuera de nuestro sistema solar. Alrededor de 50 de ellos deberían tener una masa adecuada y una distancia favorable al sol en torno al cual orbitan. Una cierta distancia hace posible temperaturas adecuadas para los seres vivos. El exoplaneta "Proxima Centauri b” causa sensación por estos días, gracias a su cercanía a la Tierra: está a "solo" 43 años de vuelo. En busca de señales de vida extraterrestre Si no puedes ir allí y echar un vistazo, debes buscar extraterrestres de otra manera. Si hay otras civilizaciones desarrolladas, tendrían que poder emitir ondas de radio, creen los investigadores del Instituto SETI en California. "Lo más complicado es filtrar las ondas de radio de la Tierra que interfieren", dice Andrew Siemion, director del proyecto.
Científicamente, la vida extraterrestre aún no ha sido probada. Estadísticamente, es probable: si la vida pudo surgir aquí en la Tierra, ¿por qué no en otro lado? "Antes creíamos que la Tierra era el centro del sistema solar. Luego, que nuestro sistema solar era el centro de nuestra galaxia. Y, por último, que nuestra galaxia era el centro del universo. Todo resultó ser incorrecto", apunta Siemion y concluye que "no somos tan únicos como pensamos".
El exoplaneta Proxima Centauri b, a "solo" 43 años de vuelo de la Tierra. ¿Qué pasa si encontramos extraterrestres, o ellos a nosotros? El sociólogo Andreas Anton, del Instituto de Friburgo para Psicología y Salud Mental, investiga lo que sucedería si realmente nos pusiéramos en contacto con extraterrestres. El escenario más extremo tendría lugar si naves espaciales o sondas aterrizaran en la Tierra. Incluso si no estuvieran tripulados, crearían gran incertidumbre; y tal vez pánico masivo y caos político. "Esto significaría que, en efecto, hay una civilización muy superior a la nuestra”, vaticina Anton.
"Es por eso que bien haríamos en pensar sistemáticamente cómo deberíamos comportarnos dado el caso", dice el sociólogo Anton. Por ejemplo, cómo prevenir el pánico masivo y el caos político con reglas, y decidir quién entra en contacto con los foráneos en representación de la Humanidad. Esta eventualidad es extremadamente improbable. Pero si sucediera, tendría consecuencias de largo alcance. Es por eso que Anton quiere que un comité global de expertos elabore un plan de emergencia para un caso tan extremo. La fascinación humana con los extraterrestres, que también se expresa en la exageración que rodea el área 51, se basa en la pregunta existencial: ¿Estamos solos en el universo, o hay alguien - o algo - ahí afuera, semejante a nosotros?