El mundo vivió un antes y después luego del atentado a las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001. El sentimiento de tristeza envolvió a muchos estadounidenses y el miedo hizo que la forma de vivir de muchos cambiara para siempre. No obstante, a nivel nacional muchas cosas también tuvieron un giro.
Antes del atentado, los seres queridos despedían a los viajeros en la puerta de embarque, no era obligación quitarse los zapatos o cinturones, no se debía esperar largas filas de controles de seguridad ni existía la tarifa por el equipaje o seleccionar un asiento en el avión. La industria cambió incluso hasta en la formación de los auxiliares de vuelo y la tasa de viajeros se redujo casi que a cero.
El tráfico mundial de pasajeros se recuperó, pero tardo al menos dos años, debido a que las personas se sentía reacias a volar. De acuerdo con la CNBC, las aerolíneas estadounidenses perdieron 8.000 millones de dólares en 2001, y el sector volvió a ser rentable solo hasta 2006.
Debido a la gran recesión desatada por el 11-S, compañías aéreas dejaron de servir comidas gratuitas y empezaron a vender alimentos y cobrar a los clientes por facturar maletas, con el fin de compensar el aumento de los costos en el combustible y otras tensiones financieras. Incluso, debido a esto, el espacio de las piernas se redujo debido a que se incluyeron más puestos de pasajeros en las aeronaves.
¿Qué pasó con la seguridad?
La seguridad en los aeropuertos anteriormente era manejada por contratistas privados, no obstante, después del atentado los controles de seguridad se reforzaron después de que el presidente George W. Bush firmara la Ley de Seguridad en la Aviación y el Transporte, y creará la Administración de Seguridad en el Transporte en la que se puso el control de los pasajeros en manos de los empleados federales.
Desde ese momento, se le prohibió a los pasajeros llevar cuchillos, cuchillas de afeitar y otros objetos punzantes en la cabina. Pues debido a que no existía esta ley, los secuestradores ingresaron con facilidad los cuchillos y navajas.
Cabe señalar que después de este hecho, no se ha producido ningún secuestro en Estados Unidos. Tanto las amenazas a la seguridad como los procedimientos de control cambiaron del cielo a la tierra. Además, los viajeros hoy en día optan por pagar servicios de control previo como el PreChek de la TSA, en la que se someten a una comprobación de antecedentes que les permite eludir algunos puestos de control.
El cambio de los auxiliares de vuelo:
Este aspecto en especial tuvo un cambio significativo en la parte emocional. En los atentados del 11-S ocho pilotos y 25 auxiliares de vuelo fueron secuestrados. La presidente internacional del sindicato, Sara Nelson, mencionó que el impacto fue tanto que cuando volaron después del suceso, “se pusieron las manos alrededor del cuello durante el despegue para que los posibles secuestradores no les cortaran el cuello y en su lugar se quedaran con sus manos”.
Por otro lado, a auxiliar de vuelo en American Airlines, Julia Simpson, contó que la aerolínea permitió a los trabajadores programarse con amigos en los meses después de los atentados para tener más “apoyo emocional”.
Sobre la misma línea, la cadena asegura que más del 40% de los auxiliares de vuelo de United fueron contratados luego de los atentados. No obstante, Nelson afirma que la formación de los auxiliares de vuelo siguen teniendo en cuento los acontecimientos.
Los procedimientos como las notificaciones a las tripulaciones para cuando un piloto sale de la cabina, son nuevas, y así mismo, las exigencias para este personal ha aumentado con los años, pues se redujo el personal teniendo en cuenta otras necesidades, como la capacidad de los aviones.