Miles de simpatizantes del “Reis” (jefe) desfilaron el domingo en Turquía tras la reelección de su “guía”, Recep Tayyip Erdogan, y ensordecieron a los opositores con sus estruendosos petardos.
Una vez más, el devoto musulmán se impuso en las urnas, con 52,2% de los votos emitidos en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, según los resultados definitivos, frente a 47,8% de su rival socialdemócrata Kemal Kiliçdaroglu, quien a sus 74 años no logró traer la primavera democrática que prometió.
De todos modos, con el paso a la segunda vuelta, muchos entrevieron que Erdogan se enfrentaba a un rival que podría hacer tambalear sus aspiraciones.
Pero finalmente venció y cuando el anuncio no era oficial todavía, el nombre del jefe de Estado ya resonaba en las calles de Estambul, coreado por miles de simpatizantes congregados espontáneamente frente a la sede del partido AKP y su residencia oficial en la ciudad.
Tres horas después del cierre de urnas a las 5 de la tarde, hora local, Erdogan proclamó su victoria triunfante sobre el techo de un autobús, para el regocijo de sus partidarios.
“Estamos felices, Dios ha concedido nuestros deseos. Recep Tayyip Erdogan es un gran líder, un líder muy poderoso y ha hecho muchos progresos en Turquía”, se congratuló Soner Ceylan, de 52 años, quien trabaja en mercadeo.
Entre la multitud había niños y mujeres que estaban “muy emocionados” de ver reelecto, por cinco años, al “único guía”, como lo llamó Semin Uçma.
Esta ama de casa de 44 años dice estar “muy orgullosa” de su presidente, de 69 años, quien “no sólo es el líder de Turquía”, sino “un líder mundial”.
“Este hombre lleva 20 años en el poder. Todo lo que ha hecho en 20 años está ante nuestros ojos: la industria de defensa, el coche (eléctrico) Togg”, se entusiasma Burak Durmus, de 24 años.
“Hemos llegado a la segunda vuelta”, al contrario de 2014 y 2018, cuando Erdogan ganó las elecciones en primer turno, recordó, “pero yo sabía que íbamos a ganar”.
En Kahramanmaras, ciudad grande cercana al epicentro del terremoto del 6 de febrero que dejó más de 50.000 muertos y millones de desplazados, los simpatizantes del presidente desfilaron amontonados sobre un camión.
En Ankara, donde al igual que en Estambul ganó Kiliçdaroglu, los partidarios de Erdogan estaban exultantes.
Sobre la inmensa fachada del palacio presidencial, dos retratos gigantes se yerguen junto a la bandera turca, uno de Erdogan, el otro de Mustafa Kemal Ataturk, fundador de la República Turca.
En Estambul, frente a la sede del partido CHP, el partido socialdemócrata fundado por Ataturk, el ambiente era amargo, igual que en algunos colegios electorales donde la oposición había desplegado miles de observadores.
“Cuando se anunciaron los primeros resultados, por supuesto que nuestra moral se resintió, por supuesto que estábamos desmoralizados”, contó Sena Aykut, profesora de alemán.
“Pero por supuesto, seguiremos trabajando con nuestra fuerza habitual (...) porque aún somos muy jóvenes y es demasiado pronto para destruir las esperanzas”, expresó esta mujer de 25 años.
“He vivido bajo el imperio de Erdogan desde que nací. Hoy lloramos, estamos desmotivados”, admite Melis Asya Bozeli. Pero esta abogada pasante de 22 años hizo una promesa: “Mañana seguiremos trabajando, otra vez”.
AFP