Entre puestos de control en plena calle, inspecciones aleatorias y las idas y vueltas al refugio, los habitantes de Kiev entran en el día a día de la guerra desde que inició la invasión rusa el jueves pasado.
Flora Stepanova, de 41 años, salió a caminar en el pequeño parque al lado de su casa. Tiene los ojos rojos de cansancio, se sienta en un banco para fumar un cigarrillo mientras permanece alerta.
“Claro que es un poco peligroso. Pienso que si uno es prudente y si mira alrededor suyo, es más seguro que estar todo el día frente a la televisión mirando las noticias, porque uno se vuelve loco”, declara esta habitante de la capital ucraniana.
Detrás suyo, una unidad de soldados ucranianos instaló un puesto de control. Vigilan cualquier movimiento, apuntando con ametralladoras cada coche o paseante.
Un hombre explica que salió para comprar pan, pero que no encontró. “Que no le volvamos a ver en la calle”, dice un policía que patrulla un poco más lejos.
Desde la plaza de la Independencia, la avenida principal de Kiev se dibuja en el horizonte, vacía. Los habitantes prefieren evitar esa arteria, bombardeada el día anterior por las fuerzas rusas. A cambio, usan las calles más pequeñas.
El Ayuntamiento de Kiev anunció un estricto toque de queda el sábado hasta el lunes a las 6:00 GMT. No están abiertas ni tiendas ni gasolineras. Y en teoría, no se puede salir de casa.
“Todos los civiles que estén en la calle durante el toque de queda van a ser considerados como miembros de grupos de sabotaje y de reconocimiento del enemigo”, amenazó el alcalde de la ciudad, Vitali Klitschko.
Para limitar el avance de las fuerzas rusas en la capital, algunas de las cuales, según Kiev, actúan de forma encubierta, vestidas de civil, con ambulancias o incluso con uniformes de soldados ucranianos, se han dado instrucciones a los habitantes.
Las autoridades piden cubrir el número de las calles, apagar la función de localización de su teléfono y que se apaguen todos los semáforos.
Cualquier interacción entre desconocidos tiene algo de sospecha. Un acento demasiado ruso, una manera particular de caminar o preguntas demasiado intrusivas.
En la noche, los bombardeos se intensificaron. Kiev temía el momento fatídico, un “blitz” de la aviación rusa, pero finalmente la calma volvió a la ciudad de madrugada.
A lo lejos, entre dos bombardeos esporádicos, y mientras los combates siguen en el norte de la ciudad, se llegan a escuchar pájaros sobrevolando el río Dniéper, el domingo en la mañana.
“La nación más cool del mundo”
Olena Vasyliaka aprovecha esta tranquilidad para bajar provisiones de su piso hacia el refugio donde está instalada.
“Vivimos en el último piso y no me quedaré ahí arriba con los niños”, explica la productora de 50 años, cuyo marido está en “el frente” del este desde el primer día de la invasión rusa.
“Claro, sufrimos. Pero todo estará bien, es nuestra vida ahora. Hubo un choque, pero ahora nos tenemos que acostumbrar a ello”, agrega antes de regresar al refugio subterráneo instalado en una librería de barrio.
En el sótano, entre esterillas, un ordenador está conectado a las noticias ucranianas las 24 horas. Una mujer escucha continuamente el discurso del presidente Volodímir Zelenski, considerado el héroe de todo un pueblo en Ucrania, y ahora incluso más allá.
Para los habitantes de Kiev, que optaron por quedarse, el espíritu de resistencia se afianza tras un estado de choque.
“Amamos nuestro ejército. Los amamos porque hacen cosas que no esperábamos de ellos. Somos la nación más cool del mundo”, dice Andriï Vasyliak, un jurista de 23 años, sentado en el búnker reconvertido de la librería.
La avanzada hacia Kiev
Debido a la cercanía de las tropas rusas, alrededor de las 8:00 a. m. de este domingo las autoridades declararon la alerta aérea en Kiev. Se informó de intensos combates en la ciudad de Bucha, a menos de 20 millas al sur de la capital, donde un edificio residencial fue alcanzado por un ataque ruso, según el Kyiv Inependent.
Así mismo, se informó de intensos combates en la mañana en las calles de Kharkiv, la segunda ciudad más grande de Ucrania, y que está localizada en la región noreste del país, a solo 25 millas al sur de la frontera rusa, después de que las tropas invasoras ingresaran a la ciudad, según funcionarios ucranianos.
“Ha habido un gran avance en el equipamiento ligero, incluso en la parte central de la ciudad”, anunció el presidente de la Administración Estatal Regional de Kharkiv, Oleg Sinegubov, según ese medio de comunicación.
En la ciudad de Sumy se pudo evidenciar la presencia de un convoy de vehículos rusos. Allí se declaró una advertencia de ataque aéreo, dijeron las autoridades. Esa ciudad, que está ubicada en la región nororiental del país, tiene una población de más de 250.000 habitantes.
Analistas han advertido sobre un cambio en la estrategia rusa con la que se busca garantizar la llegada a Kiev. Los objetivos ahora son los aeródromos e instalaciones de combustible, después de que su avance se ralentizara debido a la feroz resistencia de los ucranianos, superados en número y armamento.
Entre tanto, se indicó que misiles rusos habían alcanzado un vertedero de desechos radiactivos en Kiev, de acuerdo con la información suministrada por la Inspección Estatal de Regulación Nuclear de Ucrania, lo que avivó los temores de una posible exposición a la radiación.
El reporte señala que durante un aluvión de bombardeos rusos, los proyectiles golpearon el sitio de eliminación de desechos nucleares de la rama de Kiev de la Asociación de Radón, aunque se advirtió que de momento no existe una amenaza para la población fuera de la zona de amortiguamiento del sitio.
Los civiles se refugiaron en sótanos, garajes y estaciones del metro, mientras se preparaban para la próxima ola de ataques, mientras las explosiones iluminaban el cielo alrededor de la ciudad.
*Con información de AFP.
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