Luego de que el pasado lunes 26 de septiembre la Nasa, Agencia Espacial de Estados Unidos, confirmara el ‘impacto exitoso’ de su misión Dart contra un pequeño asteroide denominado ‘Dimorphos’, con un tamaño equiparable, según la Agencia Espacial Europea, con el Coliseo romano, en medio de un experimento de seguridad espacial, muchas son las preguntas que surgen frente al ‘éxito’ o resultado de la operación que pretende establecer las capacidades de las agencias de defensa, por lograr desviar un asteroide que, eventualmente, pudiese referir un riesgo para nuestro planeta.
En ese sentido, los expertos han advertido que, en primera instancia, lo que se está intentando medir, a partir de la observación desde los distintos telescopios en la Tierra y en órbita, es la capacidad de daño que pudo haber ocasionado el cohete DART, con un tamaño aproximado al de un automóvil, sobre la superficie del asteroide, entendiendo que la composición del cuerpo espacial es un factor clave en términos de defensa, pues no sería lo mismo enfrentarse a un elemento ‘esponjoso’, o poco compacto, a uno compuesto por material más duro, según explica la Agencia Espacial Europea.
”Ese primer asteroide haría menos daño si impactara la Tierra”, advierte el astrónomo Marco Micheli, en una reciente publicación de la ESA (Agencia Espacial Europea), advirtiendo que, incluso, un cuerpo como el que denominan ‘esponjoso’, “se rompería y quemaría en nuestra atmósfera”.
No obstante, en un caso contrario, en el que el asteroide esté compuesto por material compacto, roca densa o metal, este no sufriría tal degradación en la atmósfera, y un eventual impacto en la tierra referiría la liberación de una mayor cantidad de energía, causando un daño aún mayor.
“Además de modelar los impactos de la Tierra y sus consecuencias, necesitamos conocer la composición de cualquier asteroide por si alguna vez necesitamos impactarlo de verdad”, precisa la ESA.
En el caso del experimento DART, el impacto en sí podría ayudar a determinar si el asteroide Dimorphos, es de uno u otro tipo, no obstante, esa primera parte del análisis, dependerá de un simple ejercicio de observación, en tanto aún no es medible en el sitio mismo.
Es decir, de momento, la capacidad de daño sobre la superficie del asteroide será medible solo por el halo de escombros espaciales que logran ser liberados tras el impacto, lo cual depende de la luz reflejada en ellos; así, entre mayor halo de luz se genere, esto significa una mayor liberación de partículas, lo que a su vez también sugiere un mayor daño conseguido al cuerpo celeste.
A su vez, este halo de escombros que se liberará, generará una suerte de ‘cometa artificial’, cuya cola se extenderá durante varios meses, haciendo que a su vez esto sirva para determinar el eventual éxito de la misión, si se tiene en cuenta que lo que se buscaba probar es la capacidad para desviar un asteroide, y dicha ‘cola’, permitirá establecer, si en efecto se consigue o no alterar la órbita o curso de referido asteroide.
Debido a la ubicación geográfica de Estados Unidos, existe una dificultad para hacer seguimiento a ello, por lo que los expertos explican que se hubiese tenido que recurrir a un trabajo mancomunado con la ESA, más precisamente con su Centro de Coordinación de Objetos Cercanos a la Tierra, con sus siglas NEOCC, que corresponde a una red de observatorios y telescopios en el mundo que trabajan en red para monitorear tales eventos, y que apoyarán las posibilidades de telescopios en órbita como Hubble y James Webb.
Debido a que la primera fase se corresponde en un ejercicio que solo podrá ser medible a través de la observación y los supuestos, en tanto los resultados percibidos también dependen de la calibración misma de los instrumentos, la Agencia Espacial Europea explica que la tercera fase, correspondiente a una misión de ‘seguimiento’, denominada Hera, y que está a cargo de ellos, será clave para poder evaluar, in situ, las partículas desprendidas, conociendo así la composición del asteroide.
No obstante, dicha misión solamente llegará al lugar hasta dentro de cuatro años.
“Hera y sus dos CubeSats viajarán a Dimorphos para estudiar el cráter formado por DART, su estructura interna y composición, y obtener las medidas más precisas de la masa del asteroide”, explica la ESA.
Sobre el asteroide Dimorphos, es importante precisar que este hace parte de un ‘sistema’ compuesto por dos de estos elementos espaciales, y que el impactado, refiera a una especie de ‘luna’ o satélite que orbita en torno de otro asteroide llamado Didymos, con un diámetro aún mayor: 780 metros cúbicos.
Sobre la misión DART, también se precisa que, si bien esta logró impactar el asteroide el pasado lunes, había despegado de la tierra desde el pasado mes de noviembre de 2021.