Ayer Nicolás Maduro dio la orden de cerrar las fronteras con Colombia, Brasil, Curazao, Aruba y Bonaire desde las 8:00 de la noche hasta nueva orden. En la madrugada de hoy, los dos contenedores y el camión cisterna que desde hace semanas están sobre el puente internacional Tienditas bloqueando el paso, fueron soldados a la estructura, como lo muestran videos de cámaras de seguridad. La idea es cortar todo tipo de conexión con esos países para impedir la entrada de la ayuda humanitaria recaudada principalmente por Estados Unidos a través de su agencia para el desarrollo (Usaid). Esta ayuda es rechazada por Miraflores, que la califica como el primer paso de una intervención militar auspiciada por la Casa Blanca. Ayer el ministro de Defensa venezolano, Vladimir Padrino López, anunció que la fuerza permanecerá desplegada para evitar cualquier violación a la integridad territorial. Al ejército y la Guardia Nacional se han sumado efectivos de las fuerzas especiales de la policía, uno de los grupos más temidos y fieles al régimen. Le puede interesar: Guaidó viaja a frontera con Colombia mientras Maduro cierra la de Brasil A pesar de eso, el objetivo de la oposición es presionar a los militares para que rompan la cadena de mando y permitan la entrada de la ayuda. El concierto de hoy es un giro de tuerca más en ese sentido, para que el ejército sienta la presión de la comunidad internacional. La cooperación del ejército o parte de él, al menos,  es necesaria para que la ayuda llegue efectivamente a su destino. En caso de que los militares permanezcan fieles a las órdenes, la posibilidad de enfrentamientos con los civiles es muy alta, como lo ha reconocido el propio Juan Guaidó en varias oportunidades. Para mañana se espera que más de un millón de personas marchen hacia los puestos fronterizos con Colombia para presionar y escoltar unas 600 toneladas de ayuda. La operación será supervisada por el propio Guaidó, quien en la tarde de ayer llegó a la ciudad de San Cristobal con la caravana de diputados opositores que partió desde Caracas. Según le dijo a SEMANA Rocío San Miguel, directora de la ONG Control Ciudadano y experta en temas de seguridad en Venezuela, "Hay tres escenarios posibles con respecto a la ayuda. "Que no entre, que entre y que entre parcialmente. Al primero le doy un 70 por ciento de posibilidades. Al Segundo el 10 por ciento. Y al tercero un 20 por ciento, pues es el equivalente a lo que pueda entrar por caminos verdes. El 24 de Febrero el retrato internacional y doméstico de Maduro será más decadente aún. Ojalá me equivoque y logre entrar la Ayuda Humanitaria". Le recomendamos: Semana en Vivo: ¿Qué hay detrás de la ayuda humanitaria? Del otro lado de la frontera también habrá varios representantes con la mirada atenta, empezando por el presidente Iván Duque y el enviado especial de Estados Unidos para Venezuela, Elliott Abrams, quien antes de partir en un avión C-17 de la base de Homestead, en Miami, envió su propio mensaje a los militares venezolanos para que no bloqueen “esta ayuda que se necesita desesperadamente, que sus propias familias en Venezuela necesitan”. Elliott se unirá a Duque y a los mandatarios de Chile, Sebastián Piñera, y Paraguay, Mario Abdo. Pero no solo se esperan movimientos desde Colombia. Otros dos puntos de acceso de la ayuda han sido instalados en el estado de Roraima, en la frontera con Brasil, y otro más en Curazao, la isla antillana cuya costa está a escasos 300 metros de Venezuela. Algunos analistas señalan que mañana será una especie de Día D, en donde podrá medirse hasta dónde llega realmente la lealtad de la fuerza armada hacia el régimen.