Las autoridades de Washington confirmaron este lunes la muerte del agente Gunther Hashida, de 43 años de edad, uno de los oficiales que defendió el Capitolio durante los disturbios causados por simpatizantes del expresidente Donald Trump, el pasado 6 de enero.

Hashida es el tercer policía que fallece por suicidio tras los hechos ocurridos cuando se llevaba a cabo la sesión en la que el Congreso de Estados Unidos se disponía a proclamar la victoria del demócrata Joe Biden en las elecciones presidenciales de noviembre de 2020.

Según información de medios locales, el oficial fue encontrado muerto en su casa el jueves pasado, según indicó una portavoz de la Policía de la capital estadounidense. “Estamos de duelo. Nuestros pensamientos y oraciones están con la familia y los amigos del oficial Hashida”, dijo la portavoz, Brianna Burch.

En el momento de su muerte, Hasihida formaba parte del equipo de respuesta de emergencias dentro de la División de Operaciones Especiales de la Policía de Washington. Trabajaba en la institución desde 2003.

En enero pasado, días después del ataque al Capitolio, las autoridades reportaron las muertes por suicidio de los oficiales Jeffrey Smith y Howard Liebengood.

Sobre Smith se informó que uno de los manifestantes le pegó con una varilla de metal que dañó su casco y su protector facial. Esa noche lo vio un doctor de la Policía que le ordenó varios días de reposo. Pero Smith no podía descansar, según su esposa, era tal el dolor de cabeza que no podía casi moverse; en las noches no dormía, dejó de hablar, no quería comer y no volvió a salir de su casa.

El 14 de enero lo volvió a ver un doctor y dio por terminada su incapacidad. Al día siguiente, tras despedirse de su esposa, quien le empacó almuerzo y lo despidió con un beso, el oficial se subió a su carro y con su arma de dotación se suicidó.

Brian Sicknick, otro agente que también participó en la respuesta al ataque al Congreso estadounidense, sufrió dos derrames cerebrales y falleció por causas naturales horas después de los hechos.

Inicialmente, se reportó que Sicknick, de 42 años, había sido alcanzado por un extintor de incendios. Reportes posteriores relacionaron su muerte con químicos como spray para espantar osos o gas pimienta.

“Circunstancias de la muerte: naturales”, concluyó, sin embargo, la Oficina del Médico Forense Jefe de la ciudad de Washington.

Señaló que Sicknick había sido rociado con una sustancia química sobre las 2:20 p. m. durante la toma del Congreso. A las 10:00 p. m. se desmayó en el Capitolio y fue trasladado al hospital. Falleció casi 24 horas después estando internado. El informe no estableció ningún vínculo entre el aerosol y el colapso de Sicknick.

Investigación

El pasado martes 27 de enero, la Comisión que investiga el asalto al Capitolio dio inicio a sus labores con un escalofriante video en el que se pudo ver cómo una turba de seguidores del expresidente republicano Donald Trump agredía e insultaba a agentes de policía. El comité tiene la misión de esclarecer por qué ocurrió el ataque, quién es responsable y qué puede hacerse para evitar otro suceso similar.

Frente a los ojos de los legisladores, desfilaron las imágenes de policías intentando contener a los simpatizantes de Trump, que armados con bates y palos de hockey, entre otros objetos, intentaron abrirse paso para impedir que se ratificara la victoria del candidato demócrata en las elecciones de noviembre de 2020. Hay que recordar que Trump aseguraba –sin pruebas– que hubo fraude en esos comicios e instó a sus seguidores a marchar a la sede del Congreso.

El presidente de la comisión investigadora, el legislador demócrata Bennie Thompson, aseguró que la acción buscaba “perturbar la democracia” estadounidense. “Sabemos que hay evidencia de un ataque planificado coordinado. Sabemos que los hombres y las mujeres que irrumpieron en el Capitolio querían descarrilar la transferencia pacífica del poder en este país”, señaló el congresista.

Thompson dijo que el ataque fue el más violento desde que los británicos asaltaron la sede del legislativo estadounidense en 1814. Por su parte, la legisladora Liz Cheney, la republicana de mayor rango en el comité y una crítica declarada de Trump, advirtió a sus compañeros de partido contra los intentos de “encubrir” la realidad del ataque y aseguró que lo sucedido no puede quedar sin ser investigado.

“Ningún miembro del Congreso debería ahora intentar defender lo indefendible, obstruir esta investigación o encubrir lo que sucedió ese día. Debemos actuar con honor y deber y en interés de nuestra nación”, señaló. “Si el Congreso no actúa con responsabilidad, esto seguirá siendo un cáncer para nuestra República constitucional”, continuó. “Debemos saber lo que ocurrió. También debemos saber lo que pasó cada minuto de ese día en la Casa Blanca”, acotó.

La comisión actualmente está compuesta por siete demócratas (Zoe Lofgren, Adam Schiff, Pete Aguilar, Stephanie Murphy, Jamie Raskin, Bennie Thompson y Elaine Luria) y dos republicanos moderados: Adam Kinzinger y Liz Cheney, hija del exvicepresidente Dick Cheney (2001-2009). El líder de la minoría republicana en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, no quiere que sus correligionarios participen en la investigación y prometió que tomará represalias contra quienes lo hagan.