Al menos 50 personas murieron y otro número elevado resultaron heridas tras la explosión de un camión cisterna en la madrugada de este martes 14 de diciembre en la localidad de Cap-Haitien en Haití, según se reportó en un balance provisional proporcionado por un funcionario local de esa región del país caribeño.
“Observé en el lugar entre 50 y 54 personas quemadas vivas. Es imposible identificarlas”, declaró el vicealcalde de Cap-Haitien, Patrick Almonor. Cabe resaltar que los camiones cisterna son vehículos diseñados para el transporte de líquidos, generalmente agua o combustible.
En las redes sociales han comenzado a circular imágenes del momento de la explosión del camión cisterna. “Una veintena” de domicilios en los alrededores también se incendiaron, según Almonor, lo que deja prever un saldo mayor de víctimas.
“No estamos todavía en capacidad de dar detalles sobre el número de víctimas en el interior de las viviendas”, añadió el vicealcalde de Cap-Haitien. Haití, el país más pobre de América Latina, enfrenta una fuerte escasez de combustibles, debido a que pandillas acaparan una parte de la red de suministro.
El hospital Justinien, hacia donde fueron trasladadas numerosas víctimas de la explosión, está desbordado frente al flujo de heridos, muchos de ellos en estado crítico. “No tenemos los medios para atender a las numerosas personas gravemente quemadas” que llegaron, dijo a la AFP una enfermera del hospital. “Temo que no vamos a poder salvar a todos”, sentenció.
El presente año ha estado atravesado por varias tragedias ocurridas en el país caribeño, que se han sumado a la histórica inestabilidad política y los graves problemas de pobreza, desigualdad y violencia que han convertido a Haití en el país más pobres de la región.
El asesinato del presidente haitiano Jovenel Moïse a comienzos de julio pasado, la devastación que dejó un reciente terremoto de 7,2 grados a mediados de agosto, junto con la escalada de violencia entre las pandillas que operan en la capital del país, han profundizado la crisis histórica que atraviesa la nación caribeña.
La inestabilidad política y el profundo conflicto social han sido factores recurrentes en la historia de Haití, agravados durante los últimos meses debido al magnicidio del mandatario Moïse y la incertidumbre sobre la manera en que la clase política del país estabilizará la situación con miras a retomar el control del territorio.
Uno de los fenómenos que más preocupa a los habitantes de ese territorio tiene que ver con el aumento significativo en la violencia entre bandas criminales organizadas que se disputan el control de muchos barrios de Puerto Príncipe, capital de Haití. En algunos casos se ha denunciado que las pandillas ejercen autoridad en barrios enteros en los que han expulsado a sus habitantes.
La situación es especialmente dramática en la zona de Martissant, uno de los barrios más pobres de Puerto Príncipe, en el que actualmente es prácticamente imposible transitar con seguridad. El lugar se ha convertido en una de las principales zonas de batallas entre las pandillas.
Si bien el asesinato del presidente Moïse profundizó la crisis, durante los meses previos al magnicidio ya venían aumentando los secuestros para pedir rescate, reflejo de la creciente influencia de las bandas criminales armadas en el país caribeño. A lo anterior se le suma la pobreza crónica y los recurrentes desastres naturales.
Mathias Pierre, ministro encargado hasta hace poco tiempo de los asuntos electorales de Haití, aseguró en declaraciones citadas por Bloomberg que entre 2016 y 2020 la violencia de las pandillas le costó al país aproximadamente 30 % de su producto interno bruto, pues ha alejado a los inversionistas extranjeros y ha generado graves problemas de abastecimiento.
*Con información de AFP.