El Obispo Rolando Álvarez, que se ha dado a conocer fuera de Nicaragua, por ser el primer sacerdote apresado por su oposición al régimen del presidente Daniel Ortega, se encuentra actualmente en una celda de aislamiento o castigo, conocida como “El Infiernillo”, de acuerdo con la información compartida por medios como vida nueva digital.
Álvarez fue uno de los dos nicaragüenses que iba a ser deportado a Estados Unidos con un grupo de 222 presos políticos, el pasado 8 de febrero, pero decidió quedarse en el país. Antes de eso el sacerdote se encontraba recluido en su casa, pero tras las dudas para ingresar al avión rumbo a Washington, Ortega optó por enviarlo a la cárcel La Modelo, donde se encontraban los demás presos.
El infiernillo
De acuerdo con fuentes anónimas de la Iglesia católica, el obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, permanece en ‘El Infiernillo’, de la cárcel La Modelo de Tipitapa, también conocida como la galería 300.
El régimen de Daniel Ortega estaría intentando mantener aislado a Álvarez, para que no tenga contacto con ningún otro preso político.
“Continuamos preocupados por monseñor Rolando Álvarez, quien está en una celda de castigo en el área de máxima seguridad en la cárcel La Modelo. Por su edad y situación de salud, alertamos a la comunidad internacional. Reiteramos que lo que le suceda es responsabilidad del Estado”, escribió Calidh, el Centro de Asistencia Legal Interamericano en Derechos Humanos en Latinoamérica, en su cuenta de Twitter.
“Es un lugar oscuro, donde apenas entra el aire, con temperaturas sofocantes durante el día y frías en la noche, insalubre, con acceso limitado al agua, y plagado de insectos, cucarachas, zancudos, alacranes”, es uno de los testimonios recogidos por vida nueva digital, de una de las personas que estuvo presa en el lugar.
“Nos informan que ahí las temperaturas llegan a 40 grados y está aislado. Por este trato cruel, todo daño de su salud es responsabilidad del Estado” añade la organización Calidh en otro de sus trinos.
La organización también ha postulado a Álvarez como premio Nobel de Paz: “Qué su voz profética y su lucha por los derechos humanos lo haga merecedor de este reconocimiento”, dice una de sus comunicaciones.
Una condena de 26 años
Los 222 presos que fueron enviados a Estados Unidos fueron despojados de su nacionalidad y desterrados de su país. Rolando Álvarez, cuya pena de restricción de la libertad inició en agosto de 2022, se negó a ser deportado.
Un día después de haber tomado esa decisión, el gobierno de Ortega lo sentenció a una condena de 26 años, sin haber ni siquiera pasado por el juicio que tenía programado unos días más adelante en febrero.
“No sé qué piensa este señor (Álvarez), que frente a una decisión del Estado nicaragüense, él dice que no acata, una resolución de un poder del Estado que lo está mandando a irse del país, por eso está en la cárcel Modelo”, dijo Daniel Ortega, frente a la decisión de enviar al sacerdote a la cárcel.
De acuerdo con Ortega, el sacerdote se negó a subir a las escaleras del avión ese 8 de febrero, argumentando que “primero tendría que hablar con los obispos”. Ortega explicó con disgusto frente a los medios: “Exige hablar con los obispos, una reunión con los obispos” y se quejó diciendo: “es una decisión del Estado nicaragüense”, que en sus palabras no se puede “cuestionar”.
Dado que parte del acuerdo del envío de los presos a Estados Unidos consideraba que ellos subieran al avión por su voluntad, Ortega declaró que no fue posible enviar a Álvarez, quien hoy se encuentra en la celda de aislamiento.