Chile es uno de los países donde los temblores de tierra son frecuentes y este viernes 7 de julio se sintieron dos movimientos telúricos mientras los ciudadanos dormían.

El primero ocurrió a la 1:37 de la mañana (hora de Chile), el cual tuvo una magnitud de 4 grados en la escala de Richter. Su epicentro, según el Centro Sismológico Nacional, fue a 112.61 kilómetros al sureste de la población de Socaire y su profundidad fue de 184 kilómetros.

El primer sismo ocurrió exactamente a la 1:37 a. m. en Chile, el viernes 7 de julio. | Foto: Foto Twitter @Sismos_CSN

Horas después de este movimiento, llegó otro. La misma entidad informó que a las 5:17 a. m. (hora de Chile) se registró un sismo, un poco más fuerte, ya que su magnitud alcanzó los 4,3 grados en la escala de Richter.

Este temblor de tierra también fue menos profundo, el CSN informó que ocurrió a 84 kilómetros de profundidad y con epicentro ubicado a 41 kilómetros al noroeste de la ciudad de Valparaíso.

El otro sismo ocurrió 4 horas después a pocos kilómetros de la ciudad de Valparaíso. | Foto: Twitter @Sismos_CSN

Las autoridades no reportaron daños en la infraestructura, pero se mantienen en alerta.

La zona del planeta en donde ocurre el 90 % de los terremotos

De acuerdo con CNN, hay un lugar del planeta en el que mayoritariamente ocurren terremotos y se trata del Cinturón de Fuego del Pacífico. Con al menos 40.000 kilómetros, esta zona rodea los Andes, la costa oeste de México, Estados Unidos y Japón.

También conocido como el anillo de fuego, los conocedores geológicos indican que en este hay varias placas tectónicas, definidas como “losas macizas de la corteza terrestre que están en movimiento” y, al tener un encuentro con las plazas continentales, chocan, produciendo un evento que en geología se llama “subducción”.

Los sismos en Chile son recurrentes, unos de menor y otros de mayor intensidad. | Foto: Libre de derechos

En otras palabras, el evento puede dar paso a erupciones volcánicas y terremotos directos hacia la zona específica. “Los choques y los deslizamientos también pueden suceder entre las placas que se encuentran en la superficie del océano, produciendo sismos y volcanes allí”, publicó el citado canal estadounidense. Dichas placas oceánicas son las placas del Pacífico y las de Filipinas: Juan de Fuca, Cocos y Nazca.

Felipe Matthew, geólogo chileno, estuvo en entrevista con CNN en Español y abordó la situación desde su país. Comentó que los terremotos son relacionados con “fracturas que pueden ocurrir producto de la placa que viene desde el Pacífico que se está metiendo debajo de la placa continental”.

El proceso ejerce una gran presión que puede resultar en una megafractura que da inicio a los terremotos.

Chile está ubicado en el Anillo de Fuego del Pacífico. | Foto: Libre de derechos

De ahí que el Anillo de Fuego del Pacífico siempre se mantenga activo, puesto que las placas permanecen moviéndose. Un ejemplo de esto es la placa de Nazca, de la zona oriental marítima, la cual Matthew detalla que se mueve entre tres y cinco centímetros al año.

Puede que parezca una cifra numérica menor, pero el investigador dice que “esta placa que se encuentra frente a la costa chilena es la que se mueve con más rapidez”.

Asimismo, “no es frecuente que haya grandes terremotos simultáneos en áreas diferentes: en Ecuador, Perú y Chile”, agregó el geólogo. Esto quiere decir que las fracturas pasan, pero de forma independiente.

Chile es una de las naciones de la región donde más temblores se presentan y esto se debe a que el país está ubicado en una “zona geológica compleja”. | Foto: Libre de derechos

Algo curioso y a la vez que llama la atención es que cuando en Chile no se registran movimientos de las placas durante años, que conducen a un temblor, la preocupación de los expertos comienza a hacerse notoria.

Felipe Matthew explicó que significa acumulación de energía por falta de movimiento, lo que da a entender que, si sucede por un tiempo prolongado, “teóricamente aumentan las posibilidades de que en un momento dado haya un terremoto de mayor magnitud, ya que el terremoto es, en definitiva, una violenta liberación de energía”, consideró el conocedor y analista del tema.

“Ojalá nosotros tuviésemos temblores todos los días. Grado cinco, grado cuatro, grados tres (...). En la medida en que yo vaya liberando energía, las posibilidades de que se acumule energía disminuyen, obviamente. Y eso hace que disminuya la posibilidad de un terremoto más grande”, agregó.