Machu Picchu, la joya turística de Perú, reabrió sus puertas a los visitantes este miércoles 15 de febrero, tras 25 días de cierre debido a las protestas y manifestaciones que han sacudido al país desde el pasado diciembre.
Los primeros grupos de turistas ingresaron al parque arqueológico desde temprano en la mañana del 15, aprovechando el día inusualmente soleado para esta temporada.
Los visitantes pudieron recorrer los diferentes sitios y templos sagrados que conforman la ilaqta (’ciudadela’ en quechua) con la tranquilidad de la poca afluencia de visitantes en la reapertura.
Unos 700 turistas habían acudido al sitio arqueológico hasta el mediodía del miércoles 15 de febrero, informó el ministerio de Cultura, cuyos funcionarios estuvieron presentes en la reactivación del sitio.
“El aforo es de 4.044 visitantes al día en ocho turnos desde las 6:00 a. m. hasta las 4:00 p. m.”, manifestó Maritza Rosa Candia, directora del ministerio en Cusco.
La famosa ciudadela, construida en el siglo XV por el emperador inca Pachacútec, estuvo cerrada al turismo desde el 21 de enero por la crisis política y social que vive el país.
El servicio de trenes que transporta personas y carga desde Cusco hasta Machu Picchu pueblo, la localidad ubicada en las faldas de la ciudadela, fue interrumpido durante 18 días debido a ataques y destrozos de la vía férrea en protestas que exigen la renuncia de la presidenta peruana Dina Boluarte.
Por ello, Machu Picchu, que únicamente es accesible en los ferrocarriles que parten desde la localidad de Ollantaytambo, a 90 minutos de recorrido, sufrió escasez de artículos básicos y productos como gas doméstico.
Fue apenas la semana pasada cuando se reactivó parcialmente, para la población local, la circulación de los trenes. La funcionaria del Gobierno explicó que durante el cierre del sitio arqueológico se aprovechó para trabajar “en el mantenimiento y la conservación” de las rutas y pasajes de la ciudadela de piedra.
En este primer día de reapertura de la ilaqta se presentaron turistas nacionales y extranjeros, de países como Gran Bretaña o Francia.
El turismo es clave para la economía peruana y una importante fuente de empleo, que antes de la pandemia en 2020 atraía a unos 4,5 millones de visitantes por año.
Centro Histórico de Lima, otro lugar turístico acechado por las protestas
La Alcaldía de Lima declaró su Centro Histórico como “zona intangible”, es decir que no puede ser “tocada”, con el fin de restringir marchas y manifestaciones políticas, en medio de la agitación social que reina en Perú desde diciembre pasado, según una disposición publicada en el diario oficial.
El Concejo Municipal alegó que, al estar catalogado como patrimonio cultural de la humanidad por la Unesco, el Centro Histórico de la capital peruana es “zona intangible [intocable] para el desarrollo de marchas, manifestaciones y concentraciones públicas y políticas que pongan en riesgo la seguridad y/o salud pública”, indicó la ordenanza.
Esta disposición de la Alcaldía limeña, gobernada actualmente por el ultraconservador Rafael López Aliaga, les encarga además a la Procuraduría municipal y al Ministerio Público de Perú actuar ante su incumplimiento, en coordinación con el Ministerio del Interior y la Policía.
La zona afectada, de unos 10 kilómetros cuadrados, abarca espacios como las plazas Dos de Mayo y San Martín, o avenidas como Miguel Grau, Alfonso Ugarte y Abancay, las cuales han sido escenario repetido y epicentro de las movilizaciones que desde diciembre pasado exigen la renuncia de la presidenta Dina Boluarte y un adelanto de elecciones generales.
“La medida es para todos los que pretendan movilizarse marchando”, le dijo a la emisora RPP el teniente alcalde de Lima, Renzo Reggiardo, quien exhortó a dirigentes políticos y colectivos sociales a que “tengan la sensatez” de acatar la medida.
Agregó que la orden no incluye manifestaciones religiosas, como la tradicional procesión del Señor de los Milagros, por no tratarse de “concentraciones de carácter político”.
Con información de AFP