Los presos chocaron de nuevo este miércoles en una cárcel de Guayaquil, el principal puerto de Ecuador, azotado por una violenta arremetida por el narcotráfico que deja ocho muertos, calles desoladas y militares en guardia bajo el estado de emergencia.

Dos reclusos murieron el miércoles y se sumaron a otros seis fallecidos en la ola de ataques iniciada el martes contra estaciones de Policía, gasolineras y centros de salud. En medio de los choques, un grupo de soldados apuntaba sus fusiles hacia el interior de la prisión, constató la AFP.

El traslado de 1.000 presos de la Penitenciaría del Litoral, controlada por bandas del narco, desató la crisis en Guayaquil y la vecina localidad de Durán, además de la provincia de Esmeraldas, en la frontera con Colombia, al norte del país, según SNAI, el Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad y a Adolescentes Infractores.

El martes, dos carros bomba estallaron cerca de una gasolinera y una estación policial en el puerto de 2,8 millones de habitantes, paralizado por el miedo.

La actividad era mínima, las personas se movían apuradas mirando de un lado al otro ante el brote de violencia.

“Se percibe un poco de temor en las calles, y todo está vacío como si fuera sábado por la tarde en el centro de Guayaquil, sin mucho movimiento de carros”, dijo a la AFP Jorge Argüello, jefe de una empresa editorial.

La ofensiva llevó al presidente Guillermo Lasso a declarar un estado de excepción en las provincias de Guayas, cuya capital es Guayaquil, y Esmeraldas. La medida se extenderá hasta el 16 de diciembre e incluye un toque de queda de ocho horas, a partir de las 21:00 horas.

Los están buscando

En pequeños grupos, policías y militares patrullan Guayaquil. Operativos conjuntos desde la madrugada dejan 36 detenidos y el decomiso de una veintena de armas de fuego, incluidos fusiles, municiones y explosivos.

“El país contempla con asombro el accionar de las mafias del narcotráfico, que asociadas con sicarios y criminales comunes intentan amedrentar a los ecuatorianos”, dijo el miércoles a la prensa el ministro de Defensa, Luis Lara.

El temor impera en Guayaquil, donde en lo corrido del año se han reportado 1.200 homicidios, 60 % más que el mismo período de 2021, según datos oficiales.

“Veo carros de Policía en la noche, pero lo que hago es esconderme. Me da temor que ahí mismo se dé una balacera porque a ellos (los uniformados) los están buscando los narcos, contó a la AFP Andrea Aguilar, una vendedora de 38 años.

Ella evita pasar cerca de la estación policial del sector de La Alborada, donde detonó uno de los carros bomba el martes. “Esto es terrible, hemos puesto rejas en todos lados de la ciudadela y pensábamos que así estábamos más seguros”, se lamentó.

El pasado martes en total hubo 18 ataques, lo que llevó también a suspender las clases en Guayaquil y Esmeraldas. Los espectáculos públicos también fueron interrumpidos en Guayaquil por una semana.

Lugar perfecto

El narcotráfico tomó vuelo en los últimos años en Ecuador, hasta entonces, un lugar de paso de cargamentos ilegales desde Colombia, principalmente.

Varias organizaciones abrieron un mercado interno de venta de drogas y multiplicaron los envíos de toneladas de cocaína desde Guayaquil y otros puertos.

Las bandas dominan varias penitenciarias, convertidas en un centro “seguro” de sus operaciones ante la incapacidad del Estado de asumir el control.

“Ecuador es un país dolarizado y con una justicia corrupta y permeable. Es el lugar perfecto para la actividad” criminal, señaló a la AFP el abogado Xavier Flores, especialista en derechos humanos.

Para el exjefe de inteligencia militar Mario Pazmiño, en el país hay “una gobernanza criminal, en la cual el crimen organizado ha comenzado a desplazar al Estado de ciertos espacios territoriales”.

La disputa por el poder de las bandas en las prisiones deja alrededor de 400 muertos desde febrero de 2021, la mayoría en matanzas con cuerpos baleados, incinerados y mutilados a machete.

“Eso se va a extender, va a haber una metástasis de violencia a nivel nacional comenzando por las principales ciudades, donde estas organizaciones ya tienen ciertos enclaves y proyectándose a otras ciudades que tal vez no están contaminadas”, expresó a la AFP Pazmiño.

En 2021, el país incautó el récord de 210 toneladas de drogas, en su gran mayoría cocaína. En lo que va del año los decomisos suman 160 toneladas.

*Con información de la AFP.