Los familiares de las víctimas del monstruo mortuorio David Fuller recibirán pagos de hasta seis cifras del NHS, el Servicio Nacional de Salud del Reino Unido, después de la escabrosa noticia que sacudió al Reino Unido, de la violación de más de 100 cadáveres de mujeres.
En diciembre pasado Fuller, de 68 años, había sido encarcelado de por vida por el asesinato de Wendy Knell y Caroline Pierce en 1987 y la profanación de los cuerpos de 100 mujeres en la morgue en donde él era empleado.
Una tragedia para las familias
Tras enterarse de lo sucedido en la funeraria, dos familiares que fueron víctimas de este hombre se suicidaron y en general para todas las familias fue traumático conocer la información.
Los abogados creen que el reclamo promedio sería de alrededor de 25.000 a 30.000 libras, un valor entre 145 y 175 millones de pesos colombianos, aproximadamente. Un pequeño número de las familias podría recibir una cifra mucho más alta.
Ben Davey, ejecutivo legal que representa a las familias, dijo: “Es un escándalo nacional que David Fuller haya podido perpetrar sus delitos en la propiedad del NHS durante un período de tiempo tan largo”, según el Daily Mail, diario británico que ha reseñado la historia.
Los responsables de la morgue donde sucedieron los hechos reconocieron que las acciones de Fuller causaron angustia en las familias, y en algunos casos lesiones psiquiátricas a familiares cercanos. Aunque no admitieron una responsabilidad directa, sí anunciaron que desean pagar una compensación a familiares cercanos.
“Las familias de cada una de las víctimas han tenido un momento bastante difícil, ya que estando de duelo por la muerte de un ser querido, luego han tenido el trauma adicional de saber que el cadáver de su familiar fue abusado, mientras estaba bajo el cuidado del NHS”.
Parte del esquema de compensación también incluiría tratamiento psicológico en los casos en los que sea necesario.
30 años huyendo de la justicia
Fuller, quien estuvo casado en tres ocasiones, fue el autor del asesinato de dos mujeres de 25 y 20 años que vivían solas en dormitorios del condado de Kent. Durante mucho tiempo se conocieron estos dos casos, que sucedieron en 1987, como “los asesinatos de los dormitorios”.
El hombre abusó de ambas mujeres después de asesinarlas o durante el proceso en que se les apagaba la vida, y solo hasta diciembre de 2020, gracias a estudios de ADN, se llegó a Fuller. Al buscarlo en su casa, los hombres descubrieron lo que el fiscal del caso llamó como “una biblioteca de depravación sexual inimaginable”, escondida en un escondite, dentro de su vivienda.
En estos discos duros podían verse videos y fotos que Fuller había grabado de sí mismo abusando de docenas de cadáveres de mujeres y niñas durante un período de 13 años en las morgues de los hospitales, en donde trabajaba como supervisor técnico.
De acuerdo con la reconstrucción de los hechos, Fuller esperaba a que los demás empleados terminaran sus turnos y posteriormente accedía a los refrigeradores en donde se encontraban los cadáveres, para abusarlos.