Los países europeos que tienen costa en el mar Mediterráneo están presenciando un gran flujo de llegada de migrantes africanos y de otros continentes que intentan cruzar en embarcaciones las peligrosas aguas azules del océano.
Ante este panorama, el director de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), Par Liljert, aseguró ante el Consejo de Seguridad de la ONU que, entre enero y septiembre de 2023, 2.093 migrantes han muerto intentando cruzar el mar Mediterráneo, ruta que han seguido más de 187.000 personas “en busca de un mejor futuro y la promesa de seguridad”.
“Aunque se dedica una atención significativa a las muertes en el mar, las historias compartidas por los migrantes sugieren que varias tragedias pueden estar pasando desapercibidas, especialmente durante el cruce del desierto del Sahara”, declaró Liljert.
Según datos del alto comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), unas 186.000 personas han llegado en lo que va de año por vía marítima a Italia, Grecia, España, Chipre y Malta. Italia es el país que más registra llegada de migrantes, con 130.000.
Liljert afirmó que Grecia registró un aumento del 300 % en la llegada de migrantes en los últimos años, y que en Italia casi se han duplicado de las 70.000 de 2022 a las 130.000 mencionadas.
En ese sentido, señaló que el conflicto en Sudán ha provocado que, tan solo en agosto, casi 1.300 sudaneses llegaran a Túnez, uno de los principales puentes de África hacia Europa.
El director de la Oficina en Nueva York de Acnur, Ruven Menikdiwela, señaló durante la misma reunión que, en lo que va de este 2023, más de 102.000 refugiados han tomado la ruta del Mediterráneo Central desde Túnez hacia Europa, lo que significa un aumento del 260 % respecto al año anterior.
Desde Libia, el número de personas intentando hacer la misma ruta es de 45.000, de los que 10.600 han sido rescatadas, interceptadas o desembarcadas en Libia; el dato para Túnez asciende hasta los 31.000.
Liljert, por su parte, expresó una gran preocupación por la creciente discriminación y la xenofobia hacia los migrantes, y advirtió sobre un aumento de estos viajes debido al incremento de conflictos, desastres naturales y la pobreza.
Es por ello por lo que ha recomendado a la comunidad internacional tomar medidas no solo para “impedir las salidas”, sino que se deben tener en cuenta los “diversos motores de la migración”.
Los menores de edad también están sufriendo en el mar Mediterráneo
El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) informó que más de 11.600 migrantes menores de edad han llegado al continente europeo sin compañía de un familiar, lo que muestra un incremento del 60 % comparado con el mismo periodo de 2022.
Los niños que emprenden esta peligrosa travesía lo hacen en embarcaciones precarias y, en ocasiones, en bodegas o sobre barras de hierro, consideradas peligrosas para la navegación. Muchos huyen de situaciones de conflicto y, en su periplo, quedan a merced de la explotación y el abuso, algo especialmente palpable en el caso de los menores de origen subsahariano.
Quienes sobreviven quedan recluidos primero en ‘puntos calientes’ desde los que son derivados a instalaciones a menudo cerradas y con movimientos limitados. Unicef estima que más de 21.700 menores no acompañados se encuentran en instalaciones de este tipo en toda Italia, frente a los 17.700 de hace un año.
La directora para Europa de la agencia y coordinadora de la respuesta a refugiados, Regina de Dominicis, denunció que el Mediterráneo se ha convertido en “un cementerio para los niños y su futuro”, y apeló a la responsabilidad de los gobiernos. “El devastador peaje que se cobra con los niños y niñas que buscan seguridad y asilo en Europa es el resultado de decisiones políticas y de un sistema migratorio roto”, sentenció la funcionaria.
*Con información de Europa Press.