Al menos 62 personas murieron y 75 resultaron heridas como consecuencia de un ataque suicida perpetrado este viernes en la mezquita chií de Bibi Fátima o Imam-Bargah, una de las más importantes de la ciudad afgana de Kandahar, capital de la provincia homónima, en el sur del país, según fuentes médicas.
El grupo yihadista Estado Islámico se ha reivindicado la autoría del atentado, que ha descrito como un “doble atentado suicida”, según un comunicado recogido por SITE Intelligence Group, un organismo especializado en hacer seguimiento de los grupos terroristas.
La filial afgana del grupo terrorista precisó que dos de sus combatientes “mataron a tiros” a los guardias de la mezquita y, después, se inmolaron en el interior de la misma. No se descarta que el balance de fallecidos aumente en las próximas horas, según las fuentes médicas de Asvaka News.
El portavoz de la oficina política de los talibanes, Mohamad Naim, difundió una declaración del jefe de la Policía de Kandahar, en la que condena “enérgicamente” lo sucedido este viernes en la ciudad y les ha mandado el pésame a las familias de las víctimas.
Naim ha escrito en su cuenta de Twitter que la gente de la zona les pidió a los talibanes armas “para que ellos mismos vigilaran su mezquita, y así lo hicimos”, cuenta. Sin embargo, “desafortunadamente no han podido, así que en el futuro asignaremos grupos especiales para proteger lugares como este”.
“La ONU condena la última atrocidad dirigida contra una institución religiosa y sus fieles. Los responsables deben rendir cuentas”, lamentó por su parte la Misión de Naciones Unidas en Afganistán (Unama) en su cuenta de Twitter.
Testigos del portal de noticias Jaama Press informaron de al menos dos explosiones en la mezquita, coincidiendo durante las oraciones del viernes, aunque otras fuentes de la cadena Tolo News elevan a tres el total de detonaciones, todas simultáneas, lo que implicaría la existencia de múltiples atacantes.
Posteriormente, el portavoz talibán Zabibulá Muyahid condenó “el bárbaro ataque contra civiles en una mezquita en Kandahar” y expresó su “más sentido pésame a las familias de las víctimas”.
Este atentado tiene lugar una semana después del atentado perpetrado por la filial afgana de Estado Islámico contra otra mezquita chií, esa vez en la localidad de Jan Abad, provincia de Kunduz, que dejó al menos 120 muertos y 150 heridos.
Desde su llegada al poder el pasado 15 de agosto, los talibanes han enfrentado una ola de atentados perpetrados por el Estado Islámico, que también apuntan fuertemente en contra de la minoría chiita afgana.
Los chiitas, que están en medio de las disputas de los dos grupos extremistas, representan entre el 15 % de la población afgana (40 millones de habitantes en total). Así mismo, muchos de ellos son ‘hazaras’, un grupo étnico que ha sido perseguido por décadas en esa nación.
Qari Sayed Khosti, vocero oficial del Ministerio del Interior de Afganistán, escribió en su cuenta de Twitter el siguiente mensaje: “Estamos entristecidos al enterarnos de que se produjo una explosión en una mezquita de la hermandad chiita en el primer distrito de la ciudad de Kandahar, en la cual un número de nuestros compatriotas fue martirizado y herido”.
Los nuevos dirigentes talibanes, tras tomar el poder a mediados de agosto, prometieron traer estabilidad a Afganistán y, luego del ataque de Kunduz, aseguraron que protegerán a la minoría chiita del país.
* Con información de Europa Press y la AFP.