En medio de una investigación del Congreso por su gestión de la pandemia de coronavirus, la desaprobación del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, aumentó al 51 % en la más reciente medición del Instituto Datafolha. Esto implica un aumento de seis porcentuales en la desaprobación frente a la última medición, que se realizó en el mes de mayo, en la que el mandatario registró el 45 %.
Adicionalmente, la encuestadora midió a los principales candidatos de cara a las elecciones presidenciales de 2022, en las que Bolsonaro buscará su reelección. El estudio de opinión mostró que el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva ganaría en segunda vuelta frente al actual mandatario. Lula recibiría el 58 % de los votos frente a solo el 31 % que lograría Bolsonaro, quien afirmó este viernes que los comicios podrían no realizarse si no se autoriza el voto impreso, desatando severas advertencias del Congreso y de la justicia electoral sobre cualquier tentativa de impedirlos.
“No tengo miedo a las elecciones. Entrego la banda [presidencial] a quien gane con un voto verificable y confiable”, dijo Bolsonaro a seguidores frente al Palacio de Alvorada, su residencia en Brasilia.
El mandatario de ultraderecha presiona para que el Congreso autorice el uso de papeletas impresas, además de las urnas electrónicas vigentes desde 1996.
Con el sistema actual, “corremos el riesgo de no tener elecciones el año que viene. El futuro de ustedes está en juego”, declaró, calificando al presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE), el juez Luis Roberto Barroso, de “imbécil” por oponerse al voto impreso.
El jueves, ya había dejado planear amenazas sobre los comicios del año próximo, al declarar: “O hacemos elecciones limpias en Brasil o no habrá elecciones”.
Barroso, que es también uno de los once jueces de la corte suprema, calificó el viernes de “lamentables” esas declaraciones y advirtió que cualquier tentativa de impedir la celebración de comicios en los plazos previstos “viola los principios constitucionales y configura un crimen de responsabilidad”.
El presidente del Congreso Nacional, el senador Rodrigo Pacheco, afirmó por su lado en una conferencia de prensa que “todo aquel que pretenda algún tipo de retroceso en el Estado democrático de derecho será señalado por el pueblo brasileño y por la historia como enemigo de la Nación”.
Bolsonaro, un excapitán del Ejército que siempre se declaró admirador de la dictadura militar (1964-85), sostuvo además, sin presentar pruebas, que hubo fraude en las elecciones de 2014, en las que la izquierdista Dilma Rousseff fue reelecta frente al centroderechista, Aecio Neves.
El propio Neves rechazó el jueves esa alegación. “No creo que haya habido fraude en las urnas en 2014”, afirmó.
“Desde la implantación de las urnas electrónicas en 1996, jamás se documentó ningún episodio de fraude. En ese sistema, fueron elegidos los presidente Fernando Henrique Cardoso, Luiz Inácio Lula da Silva, Dilma Rousseff y Jair Bolsonaro. Como simplemente se observa, el sistema no es solo íntegro sino que permitió alternancia en el poder”, expresó Barroso.
Bolsonaro enfrenta una fuerte erosión de su popularidad, incrementada en las últimas semanas por denuncias de corrupción en el marco de la pandemia que ya dejó más de 530.000 muertos.
Con información de AFP.