En su primera plana de este martes, El Universal, uno de los diarios más influyentes del país azteca, trae un reportaje sobre uno de los temas más graves que aquejan al país: los desaparecidos y la gente particular que se dedica a buscarlos ante la inefectividad del Estado.
En el país hay 110.986 desaparecidos, dice el diario, pero esta cifra no ha sido depurada en 60 años. A ello hay que agregarle que muchos parientes no denuncian los casos ante las autoridades.
El caso es que se trata de un flagelo en ascenso, que a su vez ha generado un fenómeno creciente y es el de los colectivos que se dedican a rastrear a los desaparecidos.
“La tragedia de los desaparecidos en México es de tal magnitud que las familias han tenido que tomar el problema en sus manos, en el sentido más literal”, señaló el diario.
La investigación de ‘El Universal’ arrojó un total de 234 de estas agrupaciones, “un número que es aproximado y se mueve constantemente, conforme aumentan las desapariciones”.
Los grupos están conformados en su mayoría por mujeres, llamadas buscadoras, quienes con solo picas y palas están encontrando fosas comunes en todo el país, de acuerdo con sus propios testimonios.
“Las madres buscadoras estamos solas, estamos a la buena de Dios, porque no hay alguna autoridad que destine recursos, personal, técnicas de localización e identificación; ni siquiera nos acompañan en las búsquedas”, le dijo al periódico Delia Quiroa del colectivo 10 de Marzo de Tamaulipas.
La importancia que han cobrado estas buscadoras se hace patente en el hecho de que de las 2.710 fosas clandestinas que se han encontrado entre diciembre de 2018 y enero de 2023, la gran mayoría han sido hallados por estos colectivos.
Esa labor voluntaria les ha costado la vida a al menos 10 personas.
Solo el colectivo Madres Buscadoras de Sonora ha encontrado a más de 2.000 personas, pero sus líderes aseguran que eso es poco para las más de 20.000 fichas de personas desaparecidas que les quedan por buscar.
El grupo también ha trabajado en el estado de Jalisco, donde, solo en un pueblo, Tlajomulco de Zúñiga, han localizado 160 cadáveres de desaparecidos.
El informe cuenta además que los grupos no tienen límites a la hora de emprender sus pesquisas, así que se le miden al mar, la selva y otros terrenos para hacer su trabajo.
Tampoco permiten que la carencia de medios obstaculice su ansia de saber qué pasó con tantas madres, padres, hijos, esposos y esposas que un día se esfumaron sin dejar rastro. Así, se movilizan en lanchas por ríos o contratan servicios especializados para realizar las búsquedas por aire, si es necesario.
Todo lo hacen con recursos propios o que reúnen por medio de diversas actividades de tipo benéfico, como la Barbie buscadora, una muñeca que venden a 500 pesos.
Al respecto, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha dicho que su gobierno ha hecho todo y no les debe nada a las familias de los desaparecidos.
“Estamos atendiéndolo (el problema) constantemente. En todas las giras hablo con madres, con familiares de los desaparecidos. Lo que no permitimos es que se utilicen esos casos tan lamentables, tristes, dolorosos, con propósitos politiqueros; es que hay, la verdad, mucha manipulación de los medios”, señaló el mandatario poco antes de la publicación del artículo de ‘El Universal’.
Ello mereció la respuesta de Ceci Flores Armenta, líder de las Madres Buscadoras de Sonora: “En este camino de dolor somos muchos los que abandonamos nuestra vida para buscar a los hijos y quienes abandonan sus ideales cuando llegan al poder. Usted no lo haga. Vaya con nosotros a una búsqueda y le aseguro que podrá distinguir entre desesperación y politiquería”.