El martes 24 de mayo el mundo fue testigo de un nuevo tiroteo en Estados Unidos, específicamente en el estado de Texas, en donde un joven de 18 años recién cumplidos disparó indiscriminadamente y cobró la vida de 19 niños y dos adultos que se encontraban en la Escuela Robb Elementary en Uvalde.
La historia detrás del joven que perpetró la masacre (una de las peores, por el número de víctimas) es lamentable, dado que, según reveló el diario The Washington Post, el joven sufrió bullying porque tenía problemas en el habla, es decir, era tartamudo, lo que hacía que en esa escuela se burlaran de él.
De igual manera, sus antiguos compañeros de clase lo veían como un ´emo’ y como un estudiante “fracasado y solitario al que acosaban por ser pobre y llevar delineador de ojos”; además, dijeron que el joven “soportó insultos homosexuales. Además de otras burlas por su forma de vestir”, informó Marca.
Santos Valdez Junior, un joven allegado al autor, relató a The Washington Post que el adolescente “tenía cortes por toda la cara”. Pero dijo inicialmente que “un gato le había arañado la cara”. Sin embargo, luego le confesó que él mismo se cortaba la cara “una y otra vez con un cuchillo porque era divertido”, a lo cual el amigo le dijo: “Estás loco, hermano, ¿por qué harías eso?”.
Los jóvenes solían jugar videojuegos como Call of Duty y Fortnite, pero Salvador Ramos “fue cambiando”; entre tanto, Stephen García, quien afirmó ser mejor amigo de Ramos cuando cursaban octavo grado, expresó que “no lo tuvo fácil en la escuela. Recibía un fuerte acoso, como el acoso de mucha gente. Por las redes sociales, por los juegos, por todo”.
“Era el chico más simpático, el más tímido. Solo necesitaba salir de su caparazón”, agregó, y contó a la par que en alguna ocasión el joven subió una foto usando delineador negro en los ojos, lo que desencadenó una serie de comentarios “despectivos” en los que lo tildaban de ser “gay”.
Su amigo intentó defenderlo mientras estuvo en la Robb Elementary, pero tuvo que mudarse y ahí Ramos empezó a cambiar, pues “se puso cada vez peor, y ni siquiera lo sé”. Empezó a vestir de negro, a “utilizar grandes botas militares y se dejó crecer el cabello”. Otro de sus compañeros de este año dijo que faltaba mucho a la escuela, y que “no estaba en camino a graduarse” con ellos este año.
Mía, prima de Ramos, dijo que vio “cómo los alumnos se burlaban de su impedimento para hablar cuando iban juntos a la escuela secundaria”. Y aseguró que “él se desentendía en el momento, y luego se quejaba a su abuela de que no quería volver a la escuela”.
“No era una persona muy sociable después de haber sido acosado por la tartamudez”, agregó que su familia no quiere ser asociada con la masacre. “Creo que simplemente ya no se sentía cómodo en la escuela”.
Mientras que Valdez manifestó que a veces le disparaban a la gente con una pistola de balines y a veces ponían huevos en los carros de otras personas.
Según García, su amigo de 8° grado, el muchacho utilizaba una aplicación llamada Yubo, que funciona de manera similar a Tinder, pero permite unirse a transmisiones en directo y así hacer nuevos contactos, ya que socializar de forma presencial se le dificultaba.
En sus últimas publicaciones, había posteado fotos de las armas que compró recién cumplió sus 18 años y etiquetó a una joven que dijo que nunca lo conoció en persona, sino que solo chateaban por medio de la app. Todo esto permite ver que el problema de bullying y el matoneo son problemáticas sociales reales a las que, no solamente en EE. UU., hay que prestar atención, sino en el resto del mundo, pues estos fenómenos desencadenan desastrosos sucesos.