Cerca de 100 científicos, activistas y trabajadores de la salud que dedicaban sus esfuerzos a investigar sobre el VIH/sida se dirigían a una conferencia en Australia abordo del avión de Malasia Airlines que fue derribado cerca de la frontera de Ucrania y Rusia, este jueves con 298 personas a bordo, luego de que, según informes oficiales, fuera impactado por un misil. Así lo confirmó el Ministerio de Asuntos Exteriores australiano, que reveló que varias de las personas que volaban en el vuelo MH17 se dirigían al XX Congreso Internacional de Sida en Melbourne, Australia, que comienza el próximo 20 de julio. “Se ha confirmado un número de personas mayores que venían para acá y que eran investigadores, científicos, médicos, personas que han estado en la vanguardia del tratamiento para el sida en todo el mundo”, dijo Denis Napthine, presidenta del gobierno del estado australiano de Victoria este viernes. “El número exacto no se conoce todavía, pero no hay duda de que es un número sustancial”, dijo la diputada en rueda de prensa. Aunque los datos aún no son exactos, medios australianos como The Australian hablan de 108 pasajeros que se dirigían a Kuala Lumpur, Malasia, para luego abordar un vuelo con destino a Australia. La Sociedad Internacional de Sida, (IAS, por sus siglas en inglés) emitió un breve comunicado la noche del jueves en el que manifiesta que “un número de colegas y amigos” estaba en el vuelo. “En este momento increíblemente triste y sensible, la IAS está con nuestra familia internacional y envía sus condolencias a los seres queridos de quienes murieron en esta tragedia”, expresa el comunicado. La catástrofe supone un importante golpe para la comunidad científica que trabaja en la lucha contra el sida. Trevor Stratton, un reconocido experto en el tema, le dijo a la televisión australiana que “la cura para el sida podría haber estado en ese avión, nunca lo sabremos. No puedes evitar preguntarte sobre lo que ocurrió en ese avión”. Informes no confirmados sugieren que, entre los muertos, se encuentra el investigador Joep Lange, de la Universidad de Amsterdam; junto con Glenn Thomas, portavoz de la Organización Mundial de la Salud. Lange es bien conocido en el gremio, en parte gracias a sus docenas de publicaciones sobre el tema. El científico lideró ensayos clínicos con terapias antirretrovirales y sobre la prevención de la transmisión materno-infantil del VIH. También fue presidente de la Sociedad Internacional del Sida y fue el fundador y coeditor en jefe de la revista Antiviral Therapy. Además, fue uno de los pioneros en facilitar el acceso por bajo costo a los medicamentos antirretrovirales para evitar la trasmisión del VIH de madre a hijo en países subdesarrollados. Chris Beyrer, presidente electo de la IAS, dijo que si los informes de la muerte de Lange son ciertos, “el movimiento contra el VIH/sida ha perdido a un verdadero gigante”. Por su parte, Glenn Thomas se desempeñó durante cinco años como productor de noticias de la BBC hasta el 2003, para luego convertirse en el portavoz de la OMS. También se desempeñaba como portavoz del Programa Especial contra la Tuberculosis con base en Ginebra, infección particularmente frecuente en personas con enfermedades que afectan la inmunidad, como el sida. La Alianza Internacional contra el VIH/sida ha confirmado los nombres de otras dos víctimas holandesas: Pim de Kuijer, lobista del grupo Stop AIDS Now; y Martine de Schutter, director de Bridging the Gaps, una organización que aboga por el acceso universal para la prevención del VIH. De Schutter, quien había vivido en Argentina, Bolivia y Estados Unidos, además de los Países Bajos, era un antropólogo cultural especializado en género, estudios en VIH y salud sexual y reproductiva. “La defensa proactiva de los Derechos Humanos y el derecho a la salud es el centro de mi trabajo”, escribió De Schutter en su perfil de Linked-in. “A lo largo de mi vida (profesional) espero contribuir a hacer del mundo un mejor lugar para vivir, trabajar y amar”.