El Banco Mundial ayudará a América Latina y el Caribe a afrontar la crisis climática promoviendo estrategias de adaptación y combate al fenómeno, según una hoja de ruta presentada este miércoles.
América Latina y el Caribe genera solo el 8 % de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial, pero este porcentaje puede subir si no se toman medidas, advierte el Banco Mundial.
El cambio climático ya está causando daños económicos en la región, al aumentar la frecuencia y la intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos. Y amenaza con arrastrar a la pobreza extrema a entre 2,4 y 5,8 millones de personas en esta parte del mundo para el 2030, señala el informe.
Los daños en infraestructura ocasionados por estos fenómenos cuestan más del 1 % del PIB a la región, y hasta el 2 % del PIB anual en varios países de América Central, como República Dominicana, Nicaragua y Panamá.
El cambio climático tiene impactos negativos en la mayoría de los cultivos, afectando así a la seguridad alimentaria. Como ejemplo, el Banco Mundial señala que en Argentina, las sequías podrían provocar pérdidas de rendimiento de la soja de hasta el 50 % para 2050.
De igual manera, provoca déficits de precipitaciones muy graves en el Caribe, modifica los ecosistemas marinos y hace que los bosques se sequen. En la cuenca del Amazonas la selva podría convertirse en sabana por la combinación de cambio climático y deforestación.
Ante este panorama, el Banco Mundial propone establecer estrategias a largo plazo, basadas en su Plan de Acción Climática 2021-2025, que se ha fijado como objetivo destinar un promedio del 35 % de los préstamos al financiamiento de cuestiones climáticas durante cinco años.
En América Latina y el Caribe el foco se pone en la adaptación, “en una “resiliencia a largo plazo” para “salir de la frecuencia y de la intensidad de los efectos extremos” y no tener pérdidas económicas descomunales, declaró Ana Bucher, especialista de Medio Ambiente en el Banco Mundial, durante una rueda de prensa virtual.
Las prioridades del Banco Mundial en la región en materia climática son la agricultura, los sistemas alimentarios, la energía, el transporte y las ciudades.
Sin una acción concertada, para 2050, más de 17 millones de personas de la región podrían verse obligadas a desplazarse, lo que podría incrementar la población urbana en hasta un 10 %, estima el informe.
Llamado a bancos centrales para que tomen acciones urgentes sobre el cambio climático
El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), más de 90 organizaciones y ONG, así como centros de pensamiento y líderes, hicieron un llamado a los bancos centrales y a los supervisores financieros a usar todas las herramientas disponibles para abordar la crisis de pérdida de biodiversidad y cambio climático, “reconociendo los riesgos financieros que estas crean”.
Este llamado a la acción establece pasos tangibles para que los bancos centrales y los supervisores financieros limiten sus impactos ambientales y climáticos, se protejan ante futuros riesgos, y usen su rol en el mercado para influenciar un cambio más amplio.
Además, hace énfasis en que los impactos ambientales actuales generan los riesgos de mañana y, por ende, a los bancos centrales y a los reguladores financieros les corresponde tomar acción preventiva.
“Los bancos centrales y los supervisores financieros están para proveer estabilidad financiera y de precios. Sin una acción urgente que entienda y administre mejor los riesgos asociados al clima y a la naturaleza, estos van a tener impactos macroeconómicos significativos”, aseguró Margaret Kuhlow, líder global de la Práctica de Finanzas de WWF.
Este llamado llega cuando los hacedores de políticas económicas internacionales están por reunirse en encuentros decisivos en los próximos meses, incluyendo la Reunión de Ministros de Finanzas y Gobernadores de Bancos Centrales del G20, la Cumbre de Jefes de Estado del G20, la COP27 de cambio climático y la COP15 de biodiversidad.
WWF y las más de 90 organizaciones y ONG urgen a los bancos centrales y a los supervisores financieros a adoptar una naturaleza positiva para 2030, limitando el calentamiento global a 1,5 °C, y lograr emisiones netas cero para 2050 como medidas clave para sus mandatos.
Así mismo, deben impulsar la transformación económica, asegurando políticas monetarias e instrumentos de regulación financiera que reflejen mejor el costo económico y el riesgo financiero de las actividades económicas, empresas y sectores “siempre dañinos para el medioambiente”, ya que estos activos representan los riesgos financieros más altos.
También instan a hacer que todas las instituciones financieras publiquen planes de transición “creíbles” para la biodiversidad y el cambio climático.
De acuerdo con WWF, los instrumentos de política monetaria y regulación financiera deben abordar la importante inestabilidad financiera y de precios causada por la pérdida de biodiversidad y el calentamiento global que seguirá aumentando.
La economía global y el sistema financiero están profundamente embebidos en la naturaleza, pero la naturaleza se está perdiendo a una velocidad sin precedentes. Al absorber los gases de efecto invernadero, los ecosistemas saludables podrían proveer el 37 % de la mitigación necesaria para limitar el aumento global de temperatura a 1,5 °C.
Pero el cambio climático, la pérdida de hábitat y biodiversidad causada por el hombre, como la deforestación y la conversión de la tierra, y otros factores clave de la pérdida de la naturaleza, socavan este proceso y liberan más CO₂ del que se puede absorber.