“Ayer, durante un evento relacionado con la campaña el senador Sanders sufrió algunas molestias en el pecho. Después de los chequeos médicos y de los exámenes se determinó que tiene una arteria obstruida. Le pusieron dos estents que resultaron siendo todo un éxito. El senador Sanders está conversando y se le ve de muy buen ánimo. En los próximos días seguiremos monitoreando su salud”, le dijo a la ABC el consejero personal del candidato, Jeff Weaver. “Cancelaremos todos sus eventos y apariciones en público hasta que tengamos más noticias”, añadió. ABC fue el primer medio en enterarse de la delicada situación de saludo por la que atraviesa el octogenario y popular candidato demócrata, pues canceló de improviso un evento sobre control de armas al que planeaba asistir y al que estaban invitados casi todos los medios importantes de Estados Unidos. Bernie es uno de los tres candidatos demócratas con más de setenta años. En caso de ser elegido, sería el presidente más viejo en la historia del país.
Su última aparición en público fue el marte en la noche en Nevada, ahí se le veía bien: alegre, rebosante y carismático, como suele estar en los eventos en los que participa. Sin embargo, en el pasado ya ha tenido problemas con su salud, que le han acarreado vastas especulaciones sobre su capacidad para gobernar el país. Así fue en febrero, cuando anunció que entraría a la carrera para competir por la presidencia con una banda en la cabeza, después de un accidente en el baño del hotel en el que se estaba hospedando en Carolina del Sur.
En 2016, Bernie Sanders era la otra carta política de los demócratas. Sin embargo, el partido se decantó por una opción más segura: Hillary Clinton. Al final Trump, en una de las campañas más sucias de los últimos años, ganó por el Partido Republicano. Hoy en la tarde se esperaba que Sanders pudiera continuar con su carrera por el estado de Nevada, en donde hablaría sobre el sistema de salud del país, uno de los temas más críticos en la agenda de los candidatos y uno de los problemas más grandes del país actualmente. Allí reafirmaría su posición de: salud gratis y de calidad, educación pública y gratuita, seguridad social sin discriminación de clase. Asimismo, volvería a poner sobre la mesa, en las Vegas, la importancia del control de armas para evitar las constantes masacres en espacios públicos en Estados Unidos.
La noticia de su hospitalización llega entonces en un pésimo momento, justo después de que anunciara que recaudó 25.3 millones de dólares en el tercer trimestre para su campaña, un monto con creces mayor al de cualquier otro candidato demócrata este año, incluso por encima de la popular Elizabeth Warren. A pesar de que Sanders no puntea en las encuestas, para nadie es un secreto que es quizás el candidato más querido por los millennials y centennials hasta ahora. Su impacto sobre las generaciones más jóvenes ha creado una nueva ola de políticos en Estados Unidos, que le apuestan a reformas de fondo, enfocadas en el medioambiente, la gratuidad de los servicios públicos, la incursión de los jóvenes en la innovación, los migrantes como una fuerza de trabajo positiva, entre otros. Por eso, no ha dudado en insistir en que aunque lo vean como un radical, más pronto que tarde “muchos empezaran a hablar de mis ideas y acogerlas. Algunos de los candidatos ya lo están haciendo y la mayoría del pueblo estadounidense me apoya”, dijo en su última entrevista para la ABC.