El presidente estadounidense Joe Biden se encuentra en una situación delicada: apuesta por negociar con Irán, pero se expone a duras críticas de republicanos e incluso demócratas que temen que un acuerdo sea insuficiente para frenar el programa nuclear de Teherán.
Durante un tiempo no se hablaba del tema. Las negociaciones indirectas emprendidas hace diez meses en Viena para resucitar el acuerdo de 2015 parecían estancadas.
Hasta que de repente el “JCPOA”, el acuerdo que supuestamente evita que Irán se dote de armas atómicas, volvió a irrumpir en el debate político.
Y es que el desenlace de las negociaciones se acerca: o el texto, moribundo desde que Washington lo abandonó restableciendo sanciones bajo la presidencia de Donald Trump en 2018, se salva en las próximas semanas, o la diplomacia fracasa.
Los dos bandos, el que defiende el acuerdo como el único capaz de evitar un Irán nuclear y el que lo encuentra insuficiente y por tanto peligroso, han vuelto a manifestarse.
El miércoles, el negociador estadounidense Rob Malley compareció a puerta cerrada en el Senado.
‘Preocupante’
La situación es “preocupante e impactante”, declaró a la prensa el senador demócrata Chris Murphy al salir de la audiencia, confirmando los pronósticos de los expertos.
Irán, a fuerza de alejarse de sus compromisos en respuesta a las sanciones, ha acortado el breakout time, es decir el tiempo que en teoría necesita para conseguir el material fisible para un arma nuclear. Podría estar a solo unas semanas de tenerla.
Este breakout time es clave, aunque hay más etapas necesarias antes de poder dotarse de una bomba nuclear.
Murphy, como la mayoría de los demócratas, respalda la línea de Joe Biden, que quiere revivir el acuerdo, estimando que la “presión máxima” de la era Trump para lograr uno mejor ha sido contraproducente.
Pero otros muestran reservas en el bando presidencial.
“Este es un momento crucial”, dijo a la AFP el presidente demócrata de la comisión de Relaciones Exteriores del Senado, Bob Menéndez, quien alertó a la Casa Blanca a principios de febrero contra la tentación de aceptar cualquier acuerdo, aunque fuese “malo”.
Entre los republicanos la hostilidad es aún mayor y han escrito al presidente Biden pidiéndole que “someta al Congreso” cualquier nuevo “acuerdo” nuclear iraní, como lo exige una ley que amenazan con usar para “bloquear la aplicación” de un posible futuro entendimiento con Teherán.
El Gobierno hasta ahora parece apostar por volver al acuerdo existente en vez de por un nuevo texto.
Caja ‘sin tapa’
Los republicanos están dispuestos a rebelarse en cuanto Estados Unidos, en caso de acuerdo, levante las sanciones económicas restablecidas en 2018.
Mark Dubowitz, quien dirige la Fundación para la Defensa de las Democracias, un grupo de expertos que se opone al acuerdo de 2015, estima que los iraníes “saben que el presidente Biden quiere desesperadamente un acuerdo”. “Así que están tratando de conseguir tantas concesiones como puedan”, declaró a la AFP el experto, partidario de volver a la “máxima presión”.
El equipo demócrata en el poder quisiera quitarse esa espina del pie “volviendo a meter en una caja el programa nuclear iraní”, para centrarse en sus prioridades diplomáticas, empezando por la competencia con China.
El problema, para Dubowitz, es que “la caja no tiene tapa” y que, aunque se salve, el texto será, según él, aún más laxo que el firmado hace siete años.
“Los israelíes estiman que el breakout time será de cuatro a seis meses en caso de que se resucite el acuerdo”, apunta. Es decir “un tercio o la mitad” del año previsto en el JCPOA.
La Casa Blanca asegura que está preparando un plan B por si la diplomacia fracasa.
“No existe una buena opción alternativa”, advierte, sin embargo, Daryl Kimball, director ejecutivo de la Asociación de Control de Armas. “Sin un retorno rápido al respeto mutuo del JCPOA, es más que posible y quizás incluso probable” que Irán se encuentre “en el umbral” de tener la bomba nuclear, recalca.
Los defensores de una solución negociada temen que esta situación desemboque en una escalada o incluso en un enfrentamiento militar, si Israel o Washington llevan a cabo ataques para frenar los avances de Teherán.
Con información de la AFP.