El presidente de Estados Unidos Joe Biden se mostró cauto ante la noticia de que Rusia reducirá “drásticamente” sus operaciones militares en Kiev y Chernígov, y reafirmó el apoyo al Ejército ucraniano, descartando al mismo tiempo relajar las sanciones económicas impuestas a Moscú.
“Ya veremos. No digo nada hasta que vea cuáles serán sus acciones. Veremos si cumplen con lo que sugieren”, aseguró el presidente Biden durante una rueda de prensa en la que dejó en claro que Washington “seguirá manteniendo vigentes las sanciones” y “brindando al Ejército ucraniano ayuda para defenderse.
“Seguiremos vigilando de cerca lo que sucede”, dijo poco después de que las autoridades del Ministerio de Defensa de Rusia anunciaran que reducirán “drásticamente” sus operaciones militares en las ciudades de Kiev y Chernígov tras unas conversaciones “constructivas” con Ucrania en la ciudad turca de Estambul.
No obstante, el jefe de la delegación rusa en las negociaciones con Ucrania, Vladimir Medinski, aclaró posteriormente que la reducción de estas operaciones militares “no significa un alto el fuego”.
“Esto no es un alto el fuego”, insistió Medinski, que calificó el paso como el “deseo” de Moscú “de llegar gradualmente a una reducción de la escalada del conflicto al menos en esas direcciones”.
Entre tanto, el Pentágono aseguró que Rusia está “reposicionando” sus fuerzas cerca de Kiev, pero sin ser una “retirada”, y la capital ucraniana sigue bajo amenaza.
“Estamos viendo un pequeño número (de tropas) ahora que parece estar alejándose de Kiev”, dijo el portavoz del Pentágono, John Kirby.
Agregó que “no estamos preparados para llamar a esto un retroceso o una retirada”.
“Creemos que lo que probablemente tienen en mente es un reposicionamiento para priorizar otros lugares”, dijo durante una conferencia de prensa.
Kirby señaló que “todos deberíamos estar preparados para ver una gran ofensiva contra otras áreas de Ucrania”. “Esto no significa que la amenaza a Kiev haya terminado”.
El portavoz del Pentágono afirmó que “Rusia ha fracasado en su objetivo de capturar Kiev”, pero “aún puede infligir un daño brutal masivo en el país, incluso en Kiev”.
Rusia se comprometió este martes a reducir la actividad militar en torno a Kiev tras las “significativas” conversaciones mantenidas con Ucrania en Estambul, aunque Estados Unidos puso en duda la “seriedad” de Moscú en esas negociaciones.
Escepticismo occidental
Los anuncios rusos fueron recibidos con escepticismo y recelo por las potencias occidentales, que tras la invasión impusieron un arsenal de sanciones económicas a Rusia.
En una conversación telefónica, los jefes de Estado o de gobierno de Reino Unido, Estados Unidos, Francia, Alemania e Italia urgieron a sus aliados a no bajar la guardia.
Boris Johnson (Gran Bretaña), Joe Biden (EE. UU.), Emmanuel Macron (Francia), Olaf Scholz (Alemania) y Mario Draghi (Italia) “afirmaron su determinación de continuar elevando los costos para Rusia por sus brutales ataques en Ucrania, así como de continuar brindando a Ucrania asistencia en materia de seguridad para defenderse”, indicó un comunicado conjunto de esos países.
Putin condiciona evacuación de Mariúpol
Las fuerzas ucranianas contraatacan en el norte y luchan por mantener el control de la ciudad portuaria de Mariúpol, en el sur.
Las fuerzas rusas han rodeado esa ciudad y la bombardean de manera constante e indiscriminada, dejando atrapadas a unas 160.000 personas con escasa comida, agua y medicinas.
El presidente ruso, Vladimir Putin, condicionó la “solución” de la situación humanitaria en Mariúpol al desarme de los grupos “nacionalistas” ucranianos, durante una conversación telefónica con su par francés, Emmanuel Macron, informó el Kremlin.
Francia, que la semana pasada anunció su intención de organizar junto a Turquía y Grecia una operación humanitaria para evacuar a los civiles, estimó este martes que las condiciones para realizarla “no están reunidas por el momento”.
Zelenski dijo que el asedio ruso de Mariúpol constituía un “crimen contra la humanidad, que está ocurriendo en directo ante los ojos del mundo”.
ONU visita instalaciones nucleares
Las potencias occidentales dicen tener pruebas de crímenes de guerra cometidos en Ucrania, investigados por la Corte Penal Internacional.
La fiscal general de Ucrania, Iryna Venediktova, dijo el pasado lunes que había pruebas de que las fuerzas rusas han utilizado bombas de racimo prohibidas en Odesa y Jersón, en el sur.
El conflicto también ha suscitado temores sobre la seguridad nuclear después de que Rusia se apoderara de varias instalaciones, entre ellas la antigua central Chernóbil, donde se produjo el peor desastre nuclear del mundo, en 1986.
El jefe del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), el argentino Rafael Grossi, visitó el martes Ucrania para hablar de la “seguridad y protección” de las instalaciones nucleares del país
*Con información de Europa Press y la AFP.
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