El presidente brasileño Jair Bolsonaro confirmó este jueves que asistirá a la Asamblea General de la ONU la semana próxima en Nueva York pese a no estar vacunado, luego de que el gobierno de la ciudad impusiera la presentación de un certificado de vacunación a las delegaciones.

“Voy a estar la semana que viene en la Asamblea General de la ONU; voy a dar el discurso de apertura”, dijo el mandatario en su habitual transmisión por redes sociales.

Será “un discurso tranquilo, bastante objetivo, enfocado en los puntos de interés para nosotros”, agregó Bolsonaro, que destacó que hablará de la pandemia en Brasil, los agronegocios y la energía.

El miércoles, cuando se supo que las autoridades neoyorquinas impondrían como requisito presentar un certificado de vacunación para acceder a la cita, surgieron algunas dudas sobre la participación de Bolsonaro.

“Todas las personas que ingresen a las instalaciones de la ONU con el fin de entrar en la Asamblea General necesitarán mostrar un certificado de vacunación”, dice una carta firmada por el responsable del área de Salud de la ciudad de Nueva York, fechada el 9 de septiembre.

Horas después de la difusión, el secretario general de la ONU, António Guterres, dijo que no puede imponer ese requisito a los jefes de Estado.

Brasil, de 213 millones de habitantes, es el cuarto país a nivel mundial en número de vacunas administradas (214 millones), según datos de Our World in Data. Pero Bolsonaro se ha negado hasta ahora a recibir el pinchazo.

“En el último día, garantizado”, dijo Bolsonaro, quien ha repetido varias veces que será “el último” brasileño en recibir la vacuna contra el coronavirus.

El mandatario, contagiado el año pasado, volvió a argumentar que ya está inmunizado. “Mi tasa de anticuerpos están en la cima”, señaló ante el ministro de Salud, Marcelo Queiroga, que le recomendó el inmunizante.

Su popularidad registra caída récord

La tasa de popularidad del mandatario brasileño cayó a su nivel más bajo en dos años y nueve meses de gobierno, con solo un 22 % de opiniones favorables, indicó un sondeo publicado este jueves por el Instituto Datafolha.

Solo un 22 % de los encuestados considera que su gestión es “buena” o “muy buena”, frente al 24 % que opinaban de igual manera en julio, según la primera encuesta publicada desde las masivas manifestaciones convocadas por Bolsonaro el 7 de septiembre para mostrar su fuerza en las calles.

(AP Photo/Eraldo Peres) | Foto: Copyright 2021 The Associated Press. All rights reserved

El índice de desaprobación subió al 53 %, luego de ubicarse en 51 % en julio y 45 % en mayo, indicó el sondeo realizado a 3.667 personas entre lunes y miércoles.

Entre las personas que más rechazan al presidente están los negros (59 %), los jóvenes de 16 a 24 años (59 %) y los homosexuales (61 %), pero en contraste tiene mayor apoyo entre los evangélicos (29 %) y directivos de empresas (38 %).

Llegado al poder en enero de 2019, Bolsonaro encadena una serie de retrocesos en su tasa de popularidad, en medio de fuertes críticas por su gestión de la pandemia, que deja más de 588.000 fallecidos, una galopante inflación y alto desempleo.

En paralelo, la Corte Suprema investiga al mandatario y a su entorno en varios casos, entre ellos la difusión de informaciones falsas sobre el sistema electoral brasileño y por supuestamente haber cometido prevaricación ante un intento de corrupción en la compra de vacunas contra la covid-19.

Según los más recientes sondeos, Bolsonaro sería ampliamente derrotado en las elecciones de 2022 por el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien todavía no ha confirmado su candidatura.

Cada vez más presionado, Bolsonaro convocó a masivas movilizaciones el 7 de septiembre, Día de la Independencia, principalmente en Brasilia y São Paulo.

El mandatario esperaba al menos 2 millones de personas concentradas en la avenida Paulista, pero la Policía de la ciudad reportó la asistencia de 125.000 manifestantes.

Con encendidos discursos, Bolsonaro atacó a la corte suprema y volvió a criticar el sistema electoral de urnas electrónicas.

Dos días más tarde, Bolsonaro, un excapitán del Ejército, dio marcha atrás y aseguró que sus ataques y amenazas fueron pronunciadas “en el calor del momento”.

Con información de la AFP.