El vicepresidente electo de Brasil, Geraldo Alckmin, anunció este martes el equipo que liderará la transición al gobierno de Lula, mientras el mandatario Jair Bolsonaro se mantenía prácticamente ausente de la vida pública tras la derrota electoral.

En su rol de coordinador general de la transición, Alckmin designó en una rueda de prensa en Brasilia a los encargados de diversas áreas de trabajo para allanar durante los próximos 50 días el camino al futuro gobierno del izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, que se inicia el primero de enero.

Entre ellos, el vicepresidente electo asignó a un llamado consejo político, compuesto por representantes de los partidos que se aliaron durante la elección al Partido de los Trabajadores (PT) de Lula, quien ya gobernó dos veces, entre 2003 y 2010, este país de tamaño continental. Y delegó a otros grupos técnicos, incluyendo de economía y asistencia social.

El equipo económico estará integrado entre otros por André Lara Resende y Pérsio Arida, dos de los economistas que diseñaron el Plan Real que detuvo la hiperinflación en Brasil en la década de los noventa. También incluye a Nelson Barbosa, quien fue ministro de Hacienda de la destituida mandataria izquierdista Dilma Rousseff (2011-2016).

En tanto, en el equipo de asistencia social estará la senadora Simone Tebet, tercera en la primera vuelta de la contienda electoral y aliada de Lula en la segunda vuelta. En medio de especulaciones sobre eventuales cargos ministeriales, Alckmin aclaró que los participantes “no tienen relación directa con (el futuro) gobierno”.

Lula era esperado la noche del martes en Brasilia. En la capital debe reunirse el miércoles con los líderes de las dos cámaras del Congreso, en medio de negociaciones presupuestarias para aumentar los gastos e implementar sus promesas de campaña en temas sociales. “Vamos trabajando, que el futuro ya comenzó”, escribió el presidente electo en Twitter.

“Tristeza” presidencial

Mientras avanza la transición, Bolsonaro se mantiene casi desaparecido de la vida pública, incluidas las redes sociales, desde la derrota electoral el 30 de octubre.

El mandatario ultraderechista respondió a la victoria de Lula con un silencio de casi 48 horas, lo que abrió dudas sobre un posible cuestionamiento al resultado, mientras sus seguidores bloqueaban carreteras y pedían una intervención militar para mantenerlo en el poder.

Rompió el mutismo el primero de noviembre, indicando que respetará la Constitución, pero sin reconocer explícitamente su derrota ni felicitar a Lula, y dejando en manos de su jefe de gabinete el anuncio de que había “autorizado la transición” con el futuro gobierno.

Al día siguiente, difundió un breve video en redes sociales en el que pidió a sus seguidores que “desbloquearan” las vías, aunque los impulsó a continuar con manifestaciones “legítimas”. Desde entonces, hace casi una semana, ha guardado silencio.

El presidente del Partido Liberal (PL) de Bolsonaro, Valdemar Costa Neto, atribuyó la “reclusión” al estado de ánimo tras la ajustada derrota ante Lula, por una diferencia de 1,8 puntos. “Perder una elección así, en una situación de empate, es una tristeza. Creo que por eso Bolsonaro se ha manifestado menos”, dijo el martes.

La agenda oficial muestra que permanece recluido en su residencia de Alvorada desde el primero de noviembre y en reuniones con ministros en la sede de la presidencia. Fuentes citadas por el diario O Globo atribuyeron esta prolongada ausencia a problemas de salud y revelaron que el mandatario, de 67 años, “llegó a presentar un cuadro febril y parecía abatido”.

Las cuentas en Twitter e Instagram del mandatario, muy activo en redes antes de su derrota, han estado prácticamente congeladas desde el balotaje, salvo por el video y un par de enigmáticas fotos difundidas el martes, en las que aparece junto a simpatizantes o sosteniendo una bandera de Brasil. Tampoco ha retomado su habitual transmisión en directo por las redes de los jueves.

*Con información de la AFP.