El objetivo de los ataques es frenar el avance de los rebeldes Houthi y reinstaurar el gobierno del presidente Abed Rabbo Mansur Hadi, depuesto en enero por los milicianos de esa agrupación apoyada por Irán. Desde finales de marzo, los bombardeos han dejado 2.800 muertos, pero han sido infructuosos para desalojarlos de la capital. De hecho, desde noviembre de 2014 el país está dividido, pues mientras las tropas leales a Hadi –refugiado en Arabia Saudita– dominan el sur y el este del país, los Houthis controlan el noroeste. Mientras tanto, según la ONU, más del 80 por ciento de la población necesita ayuda.