El presidente de Chile, Gabriel Boric, recibió este lunes en un acto histórico el proyecto de nueva Constitución redactado en un año en medio de polémicas y crisis social, antes del referéndum para aprobar o rechazar el texto en septiembre.
“Tenemos que sentirnos orgullosos que en el momento de crisis más profunda (...) que ha vivido nuestra patria en décadas, los chilenos y chilenas optamos por más democracia y no por menos”, dijo Boric en el Congreso en Santiago, tras recibir el texto elaborado por sus 154 miembros, la Convención Constitucional quedó disuelta tras la ceremonia.
El mandatario firmó de inmediato un decreto que convoca al plebiscito con voto obligatorio el 4 de septiembre y que consultará a más de 15 millones de electores si aprueba o rechaza este cambio de carta fundamental.
“Será nuevamente el pueblo quien tendrá la última palabra sobre su destino. Empezamos una nueva etapa”, recalcó el mandatario.
La jornada empezó con una ceremonia mapuche en el cerro Santa Lucía del centro de Santiago, que luego acompañaron con bombos y trajes típicos a algunos de los 17 convencionales de pueblos originarios que participaron en la redacción.
En las afueras de la ceremonia, defensores del cambio constitucional alzaron banderas chilenas y mapuches, al son del tema del Derecho de Vivir de Víctor Jara -asesinado tras el golpe militar de 1973-, alternado con Bella Ciao, himno de la resistencia italiana durante Benito Mussolini (1922-1945).
“Este es un trabajo largo, hay que tener paciencia y esperar. Las nuevas generaciones van a recibir los frutos de ahora”, dijo a la AFP Diana Díaz, jubilada de 75 años con su bandera chilena en mano.
Chile inicia así el tramo final de su proceso constitucional en medio de un clima de miedo e incertidumbre explotado por defensores y detractores que ahora, con la versión final del texto en la calle, tendrán que reenfocar el debate de cara al plebiscito.
“Independientemente del resultado del plebiscito, Chile ya cambió”, dijo el vicepresidente de la Convención Constitucional, Gaspar Domínguez.
Gran parte de los convencionales de derecha -que fueron minoría- calificaron el proceso constitucional de “fracaso” y “oportunidad perdida” y harán campaña por el rechazo a cambiar la Constitución de 1980, escrita por un puñado de hombres a puerta cerrada durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
Entre ‘fake news’
“Los invito a que debatamos intensamente sobre los alcances del texto, más no sobre falsedades, distorsiones o interpretaciones catastrofistas ajenas a la realidad”, dijo el presidente Boric.
Hasta la fecha se ha visto en redes sociales y medios “mucha desinformación sobre lo que es la Constitución y, por lo tanto, lo que se requiere es explicar el texto”, indicó a la AFP el académico de la Universidad Diego Portales, Claudio Fuentes.
Aunque la campaña oficial por las opciones “Rechazo” y “Apruebo” empieza el 6 de julio, en redes sociales e incluso en las calles de las ciudades del país ya se desplegaron afiches que coinciden en prometer esperanza o asegurar la “autodestrucción” del país, en nombre de la eventual victoria de cualquiera alternativa.
“Seguramente va a ser una campaña muy polarizada y un poco más centrada en los contenidos”, sostiene Fuentes.
El escritor y convencional independiente, Patricio Fernández, aseguró a la AFP que como proceso “no fue lo sencillo y amistoso que muchos hubiéramos querido y soñado”, debido a las tensiones, pero sigue convencido que con su aprobación continuará un proceso de construcción social.
Contigo o sin ti, Pinochet
La redacción del texto fue la salida política que encontró Chile para apaciguar las violentas protestas que estallaron el 18 de octubre de 2019 en reclamo de mayor justicia social en un país muy desigual.
En un acuerdo entre el gobierno conservador de Sebastián Piñera y la mayoría de los partidos políticos -a excepción del Partido Comunista-, se convocó a un primer referéndum en octubre 2020 para redactar o no una Constitución y luego en 2021 eligió a sus integrantes para redactarla.
“Votar Rechazo es lo mismo que votar por Augusto Pinochet”, dicen mensajes en Twitter que reflejan una opinión bastante generalizada entre sectores de izquierda.
Tras más de 40 años de un modelo económico hiperliberal, en 2019 hubo apoyo transversal a buscar un modelo que garantizara un estado de bienestar con derecho a la educación, la salud y pensiones más dignas, algo que la propuesta incluye.
Pero también fijó normas para los pueblos indígenas, minorías y temas medioambientales.
El reconocimiento en el texto de la existencia de varios pueblos dentro de la nación chilena, que otorga cierta autonomía a las instituciones indígenas, particularmente en materia de justicia, dejó al descubierto una fractura histórica.
“Hasta el momento todas las encuestas muestran que no hay más allá de 45-46 % de apoyo al Rechazo, que es lo que históricamente ha obtenido la derecha en Chile en términos de votación, por lo tanto, la pregunta va a ser si es capaz de sumar votos de moderados a esa campaña”, apunta el politólogo Fuentes.
*Con información de AFP.