Spotlight, la película ganadora del Óscar, puso este año en la mira al diario estadounidense The Boston Globe, y llevó al cine la investigación que le dio un Premio Pulitzer. Pero esta semana el periódico dio nuevamente de qué hablar con su ‘primera plana’ en la sección dominical de Ideas. En una portada satírica con fecha del 9 de abril de 2017, imagina una futura –y macabra– presidencia de Donald Trump.La estrategia no solo fue un éxito en ventas, sino que despertó toda clase de críticas positivas y negativas. Mientras grandes medios europeos como El País, The Guardian y Le Monde tomaron el ejercicio editorial con naturalidad y algo de humor, varios periodistas estadounidenses pusieron el grito en el cielo.“La portada falsa alentará a los fervientes seguidores de Trump que creen que los medios, el ‘establishment’ republicano y todos aquellos que no sean ellos los están atacando injustamente”, escribió Chris Cillizza en su columna de The Washington Post. “Parece una broma del día de los inocentes (April Fools Day, en inglés) hecha por un periódico universitario”, opinó Brian Stelter en CNN.com.En efecto, el ejercicio periodístico de The Boston Globe fue audaz. No solo abrieron con un enorme “Comienzan las deportaciones”, sino que toda la primera página está inundada de las banderas de campaña del magnate. “Los soldados estadounidenses se niegan a la orden de asesinar a los familiares de Estado Islámico”, “Los mercados se hunden mientras la guerra comercial se avecina”, “Nueva ley sobre difamación ataca a la ‘escoria absoluta’ en la prensa”.Abajo, en la esquina izquierda, una nota del editor aclara a los lectores que la portada muestra lo que podría suceder si el favorito de los republicanos lograra poner en práctica sus palabras. Y deja explícita la posición del consejo editorial, pues afirma que aunque algunos estadounidenses consideran llamativa la visión de Trump, The Globe la encuentra preocupante. En la segunda página, el título del editorial pide al Partido Republicano parar a Trump, pues su idea para el futuro de la nación, además de inquietante, es “profundamente antiestadounidense”.Una de las responsables de la idea en el diario, la editora Kathleen Kingsbury, la explicó a SEMANA. “Tomamos a Trump como un hombre de palabra y asumimos que haría al menos algunas de las cosas que ha prometido. La sátira solo fue una aproximación no convencional a nuestro editorial usual”. La periodista resaltó que los tiempos extraordinarios requieren cambios en las propuestas editoriales comunes.Como era de esperarse, el polémico precandidato respondió de inmediato y llamó a la portada “estúpida e inútil” desde su campaña en Rochester, Nueva York. Frente a esto, Kingsbury le contó a esta revista que The Boston Globe envió copias de su peculiar editorial a Trump, para “estar seguros de que lo viera”. Y afirmó con satisfacción que el periódico cumplió su objetivo de “provocar el diálogo en la política estadounidense y el electorado”.En el ámbito noticioso el juego satírico no es nuevo, aunque puede ser contraproducente, pues puede conducir a críticas por difundir “falsas noticias” que desinforman al lector. Un ejemplo sucedió con una columna de Frank Bruni del 30 de marzo en The New York Times. Allí el columnista ironizó sobre los estrictos requisitos de la Universidad de Stanford, y dijo que había desistido de recibir estudiantes para el próximo semestre. Decenas de medios nacionales e internacionales lo tomaron por cierto y las críticas no se hicieron esperar. Así que en el periodismo se vale ser osado, pero siempre se debe ser claro. Y al parecer, The Boston Globe logró ambas cosas.