En 15 estados que abarcan las regiones del sureste, centro-oeste y parte del norte de Brasil, junto con la capital, Brasilia, persiste un estado de alerta declarado por el Instituto Nacional de Meteorología (Inmet) debido a las condiciones de calor extremo.

Este fenómeno meteorológico, que ha perdurado en el tiempo, ha creado un escenario desafiante para la población y las autoridades locales, con temperaturas excepcionalmente elevadas que impactan diversos aspectos de la vida cotidiana.

El suelo carioca hirvió desde la mañana del 13 de noviembre, cuando el sistema Alerta Río dio cuenta de la “mayor sensación térmica desde el inicio de los registros” en 2014, superando las mediciones máximas de febrero pasado, en torno de los 58 °C.

En Río de Janeiro, Brasil, en supermercados, la cerveza tiene un costo promedio de US$ 0,55 por unidad, mientras que en bares el costo promedio es de US$ 4,57. El consumo y gasto per cápita en esta ciudad brasilera es superior que en Bogotá (26 galones y US$ 743, respectivamente).

La temperatura trepó, en tanto, hasta los 39 °C, según el sistema de la alcaldía. De su lado, con 37,3 °C, Brasilia tuvo este martes la mayor temperatura del año y un máximo para noviembre desde el inicio de las mediciones, en 1962, informó Inmet.

El calor extremo también azotó a los paulistas, donde los termómetros subieron en promedio hasta 37,3 °C la tarde del martes, con una baja humedad en el aire, de 21 %, de acuerdo con el Centro de Gestión de Emergencias Climáticas (CGE) municipal.

Dora, una artesana de 60 años que vende sus productos en la avenida Paulista, desarmaba bajo un sol abrasador su puesto cubierto con una sombrilla.

“Para los que trabajamos en la calle, es insoportable con ese calor. Intento llegar bien temprano para irme a esta hora (las 14H00 locales), porque después el sol pega y es peor”, dijo a la AFP la mujer, que pidió no publicar su apellido.

La mayor metrópoli de América Latina tuvo el lunes el segundo día más caliente de su historia, al registrar 37,7 °C, apenas por debajo de los 37,8 ºC registrados en octubre de 2014.

Puente colgante. Puente atirantado en el mundo. Ciudad de Sao Paulo, Brasil, América del Sur. | Foto: derechos de autor no

Las altas temperaturas, que están alrededor de 5 °C por encima de las normales estacionales, castigan a los brasileños, especialmente desde el fin de semana pasado y se mantendrán al menos hasta el viernes, estimó Inmet en un boletín emitido el lunes.

El sofoco también generó un récord histórico en el consumo de energía eléctrica, que superó los 100.000 megawatts por primera vez desde el inicio del monitoreo por parte del Operador Nacional do Sistema Eléctrico. “La ola de calor es el principal motivo”, explicó el operador en una nota. En Sao Paulo, se registraron cortes e inestabilidad en el servicio.

A raíz del fenómeno climático conocido como El Niño, Brasil ha experimentado en los últimos meses una serie de eventos meteorológicos extremos que han dejado una marcada impronta en su geografía. La presencia de una histórica sequía ha llevado a la disminución significativa del nivel de los ríos en la Amazonía, generando preocupaciones ambientales y sociales.

Paralelamente, en la región sur del país, se han registrado intensas lluvias, acompañadas de la formación de ciclones, desencadenando situaciones de emergencia y afectando la infraestructura local. Este patrón climático divergente ha creado un escenario complejo y desafiante para las comunidades y las autoridades encargadas de la gestión de desastres naturales.

Casas flotantes y barcos yacían varados en el lecho seco del lago Puraquequara en medio de una grave sequía, en Manaos, estado de Amazonas, Brasil, el jueves 5 de octubre de 2023. | Foto: Copyright 2023 The Associated Press. All rights reserved.

Adicionalmente, los incendios en el Pantanal, reconocido como el mayor humedal del mundo, han alcanzado proporciones alarmantes durante el mes de noviembre. Este aumento, en gran medida atribuible a la actividad humana, se ve exacerbado por condiciones de sequía excepcionales.

La combinación de factores, incluida la reducción de los niveles de agua y la aridez del ecosistema, ha creado un entorno propicio para la propagación y la intensificación de los incendios, generando preocupaciones adicionales sobre la biodiversidad y la salud de este ecosistema único en el mundo.

*Con información de AFP.