Este viernes es una jornada decisiva para el expresidente brasileño, Jair Bolsonaro, pues el conservador quedaría inhabilitado políticamente ocho años. En esta jornada se definieron acusaciones por “desinformar” sobre el sistema electoral, previo a perder las elecciones contra Luiz Inácio Lula da Silva.
La corte electoral alcanzó la mayoría necesaria para dejar al ultraderechista inelegible por “abuso de poder”, mientras falta solamente el voto de dos jueces, de quienes no se descarta que soliciten un aplazamiento del fin del juicio. El Tribunal Superior Electoral alcanzó una mayoría de 4 votos a 1.
La sesión de hoy comenzó con un quinto voto, el de la magistrada Carmen Lúcia. Hasta entonces, tres de los siete jueces de la corte habían votado a favor de la condena, y uno en contra.
Todo gira sobre los cuestionamientos que hizo el conservador sobre las urnas electrónicas en el ‘gigante suramericano’ durante una reunión con embajadores en julio del año pasado.
Así las cosas no podría participar en contiendas políticas por casi una década, lo que frustra un eventual intento por regresar al Palacio de Planalto en 2026. Durante la tercera sesión del juicio este jueves, suspendida después de cuatro horas, Bolsonaro viajó desde Brasilia a Río de Janeiro.
“Lamentablemente, hablar de vacuna, de voto, de urna (...) pasó a ser crimen”, dijo el expresidente a la prensa una vez llegó a esa ciudad. Previo al trayecto, abogó por su inocencia. “No cometí ningún delito al reunirme con embajadores. Querer quitarme los derechos políticos por abuso de poder político es inexplicable”, sostuvo.
¿Cuál es el origen de la acusación?
Los señalamientos contra el ultraderechista aluden a un evento con diplomáticos organizado en la residencia presidencial de la Alvorada, donde habría asegurado, sin pruebas, que buscaba “corregir fallas” del sistema de urnas electrónicas con la “participación de las Fuerzas Armadas”.
En su discurso, transmitido por la red pública de TV y las redes sociales, este excapitán del Ejército sugirió que la supuesta vulnerabilidad del sistema podía servir para alterar los resultados. Esa fue una acusación presente durante su campaña y, pese a esta, terminó derrotado en las urnas en octubre de 2022.
“¿Qué puede ser más grave para un jefe de Estado que, con objetivos electorales, movilizar el aparato de la República para transmitir intencionadamente la idea de que las elecciones brasileñas no son limpias?”, dijo el magistrado Floriano Marques, que respaldó la aplicación de una condena.
Por su parte, su colega, Raul Araújo, votó para archivar el proceso pues, para él, “la intensidad del comportamiento no fue tal para justificar la medida extrema de la inelegibilidad”.
El juez instructor del caso, Benedito Gonçalves, fue el primero en sufragar en la sesión del martes. En su exposición, lamentó “el discurso violento y mentiras” que pusieron “en jaque la credibilidad de la justicia electoral”, y agregó que la reunión con los diplomáticos “sirvió para incitar un estado de paranoia colectiva” sobre el sistema electoral.
Los escenarios para el brasileño
La inhabilitación política le impide participar en los comicios presidenciales que definirán (en 2026) la sucesión de Lula da Silva. El abogado del conservador, Tarcisio Vieira, había anticipado que recurriría la decisión ante la Corte Suprema.
“No soy un expresidente normal, soy un expresidente del que el pueblo ya tiene nostalgia, tenemos el potencial de ganar las elecciones”, dijo el jueves. La derrota llevó a que sus partidarios promovieran cortes en centenares de carreteras y acamparan frente a cuarteles exigiendo una intervención militar.
El 8 de enero, cuando el actual jefe de Estado solo llevaba días en el cargo, miles de bolsonaristas, concentrados en la capital, invadieron y saquearon los edificios de los tres poderes públicos. En ese entonces, el expresidente se encontraba en Estados Unidos, donde permaneció tres meses.
*Con información de AFP.