Al término de su intervención en la 77 versión de la Asamblea General de la ONU, en la que el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, reiteró la postura, plasmada tres años atrás, sobre el anticuado e inefectivo modelo de la reunión máxima de los líderes mundiales, el mandatario también respondió preguntas de la prensa sobre la guerra en Ucrania.
Bukele, quien afirmó que, como todo el mundo, anhela el pronto fin de dicho conflicto, se mostró negativo frente a la efectividad que pueda tener el actual escenario de la Asamblea de la ONU en el fin de dicha guerra. Esta se encuentra próxima a cumplir siete meses.
“No, no lo creo”, sentenció el mandatario centroamericano cuando periodistas le preguntaron a la salida de la sede de la ONU, en Nueva York, por la obtención de eventuales resultados al término del encuentro de líderes. Añadió que el espacio consiste en cien presidentes hablando, presentando sus puntos de vista, sin que la discusión resulte en un escenario constructivo.
Bukele afirmó que no sabe qué pasa por la cabeza del líder ruso, Vladimir Putin, que no sabe si este cambiará en algún momento de parecer, pero sí confía en que tarde o temprano llegará finalmente la paz.
“Tiene que haberla, eventualmente debe haberla, todos queremos la paz, y tengo la esperanza de que eventualmente, entre más rápido mejor, encontrarán la paz en Ucrania”, sentenció Bukele.
“Creo que esto es cien presidentes hablando, cada quien diciendo lo que quiere, y al final el resultado será nada”, sentenció fríamente el mandatario centroamericano, quien, en sus declaraciones, había señalado que el espacio de la ONU era aburrido, pero que él acudía porque era su trabajo.
En ese sentido, el mandatario de El Salvador cuestionó nuevamente el espacio, advirtiendo que allí se cumple el turno de intervención ante el pleno de la Asamblea, pero, en realidad, no se sabe si alguien ha puesto real atención a lo expuesto.
Esta declaración va en la misma vía de lo expresado desde el atril de la ONU en días pasados, cuando Bukele cuestionó el espacio, recordando lo advertido en la Asamblea previa a la pandemia. Entonces, se afirmó que para estas intervenciones no era necesaria tal reunión y que dicho escenario fácilmente podría darse a través de los medios digitales, como quedó confirmado durante las dos sesiones que, por la covid-19, se desarrollaron de forma remota.
En su intervención de este año, Bukele se refirió a la importancia de que la ONU realmente responda a las intenciones con las que fue creada. Habló de la importancia de que cada estado pueda aportar, desde sus capacidades y conocimiento, a un mundo mejor, y advirtió que dicho escenario utópico se veía desdibujado en la práctica por una serie de estados poderosos que se creían con derecho de imponer, e incluso, contrario al principio de la misma organización, de generar divisiones.
Lo anterior puede ser evidenciado también en el discurso del presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, quien en su intervención, la única autorizada a través de un video pregrabado, elevó un llamado a la ONU para ‘castigar a Rusia’. De hecho, consideró que dicho país debería ser privado de su derecho al veto en el Consejo de Seguridad y que Rusia se apoderó de una silla permanente en dicho órgano, que en su momento había sido concedida a la Unión Soviética, país desaparecido del que en su momento también formó parte Ucrania.
“Si el agresor es parte de las decisiones en las Organizaciones internacionales, debe ser aislado de ellas”, sentenció desde Kiev.
“Si los poderosos no nos quieren ayudar, que no estorben”, sentenció Bukele, afirmando que los ‘vecinos ricos’ no pueden obligar a los pobres a mantenerse en la miseria y a seguir sus consejos (o imposiciones), más cuando estos, históricamente, los han llevado a la desgracia.
Ante lo anterior, al ser preguntado por la prensa, Bukele afirmó que no esperaba una reacción directa del presidente de Estados Unidos a sus palabras, reiterando su idea de que en el espacio de la Asamblea no se tiene certeza de si se cuenta o no con la atención de las otras delegaciones.
Durante ese mismo espacio, al ser indagado por un tema doméstico de EE. UU., como la eventual candidatura a la reelección de Joe Biden, el político centroamericano aclaró que ese no es un tema de su incumbencia, en tanto no es ciudadano americano. Refirió que ello solo está en las manos de los Estados Unidos y que, de su parte, está comprometido y dispuesto a trabajar con el gobierno que corresponda, recordando que así se viene desarrollando con el mandato demócrata y en su momento se dio con el gobierno republicano de Donald Trump.
“Nosotros trabajaremos con cualquier presidente”, puntualizó.
Bukele frente a la migración
Durante el interrogatorio de medios locales, Bukele reiteró su ya conocida posición frente al problema de la migración y aseveró que, mientras Estados Unidos no quiere recibir más personas, El Salvador y otros países de Centroamérica quieren que los talentos se queden en sus territorios, haciendo mención de la llamada ‘fuga de cerebros’.
“Los EE. UU. no quieren más personas llegando a sus ciudades y la mejor forma de velar por todos es crear condiciones para que se queden en sus hogares. No queremos que nuestra gente se vaya a otro lugar”, puntualizó.