Miguel Ángel Corea Díaz, alias Reaper, líder de la pandilla salvadoreña Mara Salvatrucha, más conocida como la MS-13, fue condenado a cadena perpetua por estar implicado en asesinato, entre otros delitos, informó este viernes -primero de abril- el Departamento de Justicia estadounidense.
Fue sentenciado a cadena perpetua por asesinato y distribución de sustancias ilícitas, como integrante de una agrupación de crimen organizado, cargos por los que también fue condenado Junior Noé Alvarado-Requeno (de 25 años), alias Insolente o Trankilo, quien conocerá su pena a finales de abril, afirmaron en un comunicado.
Según los documentos judiciales, la MS-13 está organizada en una serie de subunidades o “camarillas” que operan en zonas geográficas específicas, y cada una está controlada por un solo líder, llamado en ocasiones “Primera Palabra”.
Alvarado-Requeno y Corea Díaz eran líderes de la camarilla de los Sailors (Marineros). Corea Díaz ostentaba el título de “Primera Palabra” para toda la costa este y Alvarado-Requeno era su par en el estado de Maryland, también en esa región del país.
Según las pruebas presentadas durante las cuatro semanas que duró el juicio, los condenados controlaron entre 2015 y 2018 la división bautizada “Sailors Locos Salvatruchos Westside” (SLSW), cometiendo asesinatos, extorsiones, tráfico de drogas, lavado de dinero y manipulación de testigos.
La pandilla cobraba “un alquiler” a las empresas que operaban en lo que ellos consideraban su territorio.
En el comunicado el fiscal federal Erek L. Barron, del distrito de Maryland, afirma que “la brutalidad de Corea Diaz es casi incomprensible”.
La banda también traficaba marihuana, heroína y cocaína y enviaba gran parte de las ganancias a líderes de las maras en El Salvador.
Los Sailors cometieron actos violentos contra presuntos pandilleros rivales y sus propios miembros por violar las reglas.
Tanto Alvarado-Requeno como Corea Díaz fueron declarados culpables de múltiples asesinatos. Por ejemplo, en 2016, Alvarado-Requeno ordenó el asesinato de un adolescente que consideraban un rival: le tendieron una emboscada y le asestaron 153 puñaladas cuando en realidad no pertenecía a ninguna pandilla.
En 2017, un miembro de las maras discutió con un estudiante de secundaria por marihuana. En respuesta, los condenados ordenaron su muerte, tras lo cual ayudaron a ocultar a los autores del crimen. Una de las máximas de la MS-13 es ver, oír y callar.
Por su parte, el presidente salvadoreño, Nayib Bukele, llamó este jueves a padres de familia a que adviertan a sus hijos adolescentes de que entrar en las pandillas los llevará a “la cárcel o la muerte”, un día después de que el Congreso quintuplicó la pena máxima de prisión por pertenecer a esos grupos.
“A los padres de familia, muéstrenles este video (de pandilleros encarcelados) a sus hijos adolescentes, explíquenles que entrar a la pandilla solo tiene dos salidas: la cárcel o la muerte”, indicó el mandatario en Twitter.
Bukele publicó en Twitter un video en el que se muestran las duras condiciones de encierro que tienen actualmente los pandilleros en prisión, en el marco del estado de excepción aprobado el domingo por el Congreso a pedido del mandatario y que regirá por un mes para frenar la violencia de esas bandas consideradas “terroristas”.
En las imágenes se observa a pandilleros aglomerados en celdas, sin colchones en que dormir y se escucha la voz de uno de ellos que se queja de la disminución en las raciones de comida y la falta de implementos para limpiar su lugar de encierro.
El presidente recordó que desde que se declaró el estado de excepción, “la comida es racionada” a dos tiempos de alimentación para los 16.000 pandilleros presos. Las pandillas Mara Salvatrucha y Barrio 18, entre otras, tienen unos 70.000 miembros en El Salvador.
El régimen de excepción, que implica la restricción de libertades civiles y la ampliación de los poderes de la policía y el ejército en el control del orden público, fue adoptada tras una ola de violencia que dejó 87 muertos el fin de semana.
El miércoles el Parlamento, controlado por los oficialistas, reformó el código penal para aumentar de nueve a 45 años de prisión la pena máxima por pertenecer a pandillas, en medio de una serie de reformas legales.
La reforma establece que “el que tomase parte en una agrupación, asociación u organización ilícita” como las pandillas “será sancionado con prisión de veinte a treinta años”, y si son “cabecillas” la pena de prisión será de 40 a 45 años.
Antes de la reforma, la pertenencia a pandillas se castigaba con prisión de tres a cinco años, y si era cabecilla la pena era de seis a nueve años.
El Salvador cerró 2021 con una tasa de homicidios de 18 muertes por cada 100.000 habitantes, según datos oficiales.