La red científica World Weather Attribution encontró que 2023 fue el año más caluroso jamás registrado, con 26 días adicionales de calor extremo. Este fenómeno se atribuye principalmente al cambio climático.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores analizaron los 12 meses hasta el 15 de mayo de 2024, identificando los días en que las temperaturas superaron el rango normal. Luego, aplicaron un método adicional para evaluar la influencia del cambio climático en cada uno de esos días. Determinaron que “el cambio climático causado por el hombre añadió, en promedio, en todos los lugares del mundo, 26 días más de calor extremo de los que habría habido sin él”.
Este hallazgo subraya la creciente gravedad del cambio climático y su impacto en las temperaturas globales, lo que ha provocado olas de calor más frecuentes y severas, afectando la salud pública y los ecosistemas. La investigación también destaca la urgencia de tomar medidas efectivas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y mitigar los efectos del calentamiento global.
Las zonas más afectadas, según el grupo, fueron Surinam, Ecuador, Guyana, El Salvador y Panamá. El informe también señala que, en los últimos 12 meses, cerca de 6.300 millones de personas experimentaron al menos 31 días de calor extremo. La Cruz Roja, en un comunicado, advirtió que “se sabe que el calor extremo ha matado a decenas de miles de personas en los últimos 12 meses, pero la cifra real probablemente sea de cientos de miles o incluso millones”. En total, se registraron 76 olas de calor extremo.
El informe resalta la exposición al calor extremo como la principal causa de muerte relacionada con el clima, lo que subraya la urgencia de abordar el cambio climático y sus efectos globales. Además, el calor extremo afecta la salud pública de múltiples maneras, incluyendo el aumento de casos de golpe de calor, deshidratación y exacerbación de enfermedades crónicas como las cardiovasculares y respiratorias. Los trabajadores al aire libre, las personas sin hogar y los ancianos son especialmente vulnerables.
El estudio también destaca las repercusiones económicas del calor extremo, como la disminución de la productividad laboral, los daños a la infraestructura y las pérdidas en la agricultura debido a la sequía y la reducción de la calidad del suelo. Estas consecuencias económicas se sienten más intensamente en los países en desarrollo, donde la capacidad de adaptación es limitada.
Finalmente, los investigadores enfatizan en la necesidad de una acción global coordinada para mitigar los efectos del cambio climático. Esto incluye la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, la implementación de políticas de adaptación y resiliencia, y la inversión en tecnologías sostenibles. La colaboración internacional y el compromiso político son cruciales para enfrentar el desafío del calentamiento global y proteger a las comunidades más vulnerables del mundo.