Desde el 25 de marzo, más de 1.200 personas iniciaron una marcha de 3.200 kilómetros a través de México para llegar a la frontera con Estados Unidos. Tenían el propósito de protestar por las políticas migratorias de ese país, y crear un hecho político al llegar en masa a la frontera para intentar atravesarla.El hecho se convirtió en una nueva munición antimexicana para Donald Trump, quien solo se enteró de la marcha el domingo, cuando la vio por televisión. Con una satisfacción apenas disimulada, Trump comenzó una ofensiva de trinos a cual más agresivos, no solo para insistir en construir el muro, sino incluso para enviar contingentes de la Guardia Nacional. En su fértil mente, el presidente norteamericano comenzó a ver imágenes de una invasión a Estados Unidos.Además, Trump no perdió la oportunidad de ofender aún más a los mexicanos al decir que “se ríen de nuestras tontas leyes de inmigración. Deben detener el flujo de droga y de personas o cortaré su fuente de dinero: el TLCAN”. Se refería al Tratado de Libre Comercio de América del Norte con Canadá y su vecino del sur.Puede leer: Trump anuncia el envío de miles de militares a la frontera con MéxicoEse mismo día, en México comenzaba oficialmente la campaña presidencial, a exactamente tres meses de las votaciones que se llevarán a cabo el 1 de julio.Andrés Manuel López Obrador (Amlo), el candidato de la coalición izquierdista Juntos Haremos Historia; Ricardo Anaya, de la alianza Por México al Frente, integrada, entre otros, por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y el conservador Partido Acción Nacional (Pan) y el oficialista José Antonio Meade, de la coalición Todos por México, encabezada por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), tienen las mayores opciones para quedarse con la presidencia.Por supuesto, las nuevas andanadas de Trump no pasaron desapercibidas en el escenario electoral mexicano. Ninguno de los candidatos ha sido ajeno a las declaraciones que llegan desde la Casa Blanca. De hecho, están muy pendientes de ellas para rechazarlas y generar aplausos y vitoreos entre su potencial electorado.López Obrador, por ejemplo, inició oficialmente su campaña con una visita a Ciudad Juárez, ciudad fronteriza con Estados Unidos. Allí dijo que “ni México ni su pueblo serán piñata de ningún gobierno extranjero”. Y agregó: “No vamos a descartar la posibilidad de convencer a Donald Trump de su equivocada política exterior y en particular de su despectiva actitud contra los mexicanos”.Anaya, por su parte, dijo en medio de una conferencia de prensa en Ciudad de México que “si bien al vecino del norte le preocupa la migración ilegal, a México le preocupa que 8 de cada 10 armas incautadas por las autoridades mexicanas sean de origen estadounidense”. De acuerdo con registros de la Agencia Federal de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos de Estados Unidos, entre 2011 y 2016, más de 100.000 armas fabricadas en ese país tuvieron que ver con delitos cometidos en México. Se estima que cada año entran a territorio mexicano, provenientes de su vecino, más de 200.000 armas ilegales.Le recomendamos: Trump ordenó despliegue de Guardia Nacional en frontera con MéxicoEn la misma línea se pronunció José Antonio Meade, el tercer opcionado. No solo reaccionó por las amenazas económicas, sino también por la decisión de enviar a la Guardia Nacional a vigilar la frontera. “Que sepan los mexicanos que nos escuchan que, como siempre, en donde vean ondear la bandera de México van a recibir protección y apoyo. Y que en estos momentos, ante un tono amenazante, el mundo sepa que México enfrenta sus retos unidos, con la absoluta certeza de que somos un país que merece respeto”, aseguró Meade al final de uno de sus actos proselitistas en Culiacán (Sinaloa).Teniendo en cuenta que los mexicanos ven en cada acción de Trump un asalto a su dignidad nacional, el presidente norteamericano podría inconscientemente influir en la campaña, y no a favor de los candidatos que, al menos nominalmente, serían más afines a Washington.Por eso, las masas electorales de México miden a los candidatos por la firmeza con la que responden a los designios de Washington. Y a Donald Trump le estaría saliendo el tiro por la culata teniendo en cuenta que quien aprovecha mejor sus ataques, y los convierte con mayor fuerza en capital electoral, es precisamente López Obrador, el candidato que más encarna las posturas contrarias a las de la Casa Blanca. Al fin y al cabo, ha aspirado a ocupar el Palacio Nacional en tres oportunidades, siempre con la bandera antiimperialista, y es muy cercano a la izquierda latinoamericana, que vería un triunfo suyo como una revancha histórica.Puede leer: Trump irrumpe en el arranque de la campaña presidencial de México“La percepción de que hay mucho en juego en esta elección se debe a la amenaza populista que representa López Obrador”, dijo a SEMANA Juan Carlos Hidalgo, investigador del Cato Institute, centro de pensamiento con sede en Washington. “Esta campaña llega en un momento de serios problemas para México. En particular, por el marcado hartazgo con la corrupción generalizada que representa el PRI. Sin embargo, luego de haber atestiguado los grandes retrocesos que ha dejado el populismo en otros países de la región, existe el temor que un triunfo de Amlo ponga en riesgo las cosas que el país ha hecho bien en las últimas dos décadas, como la estabilidad macroeconómica y la apertura comercial”.Aunque es claro que las amenazas de Trump suelen quedarse en ocurrencias momentáneas, para los mexicanos cualquier ruido proveniente de un vecino como Estados Unidos resuena como un trueno. En esa línea, para Adalberto Salamanca, analista internacional de la Universidad Nacional Autónoma de México, “las noticias que vienen de Estados Unidos son un tema prioritario. Ya sea para hablar de comercio y las implicaciones del TLCAN; de migración, de la cual dependen muchas familias mexicanas; de narcotráfico, siendo ellos el mercado de consumo de droga más grande; y en materia de trabajo, el cual muchos mexicanos van a buscar allá, nos impacta y por eso debemos estar atentos”, asegura.De hecho, a excepción de Meade, los candidatos también tuvieron tiempo para referirse al TLCAN. “Las negociaciones del tratado comercial con Estados Unidos deben incluir el tema de la llegada de armas ilegales”, afirmó Anaya.Por su parte, López Obrador, tres veces candidato a la presidencia mexicana, expresó su apoyo al TLCAN, pero aclaró que “sería conveniente firmar acuerdos después del 1 de julio”. De resultar presidente, López Obrador deberá esperar cinco meses, hasta los primeros días de diciembre, para poner en marcha los cambios que dice representar.Está claro que todo líder populista necesita un enemigo. En la mente de Trump aparecen varios, pero ninguno genera tanta repercusión mediática como la inmigración ilegal. Él lo sabe y, por eso, ataca a México porque le provee una cortina de humo, justo en el momento en el que salen a la luz nuevas informaciones sobre su relación con actrices porno y con el presidente ruso, Vladimir Putin.Le sugerimos: México combate la desinformación en las elecciones con veracidad y humorPor eso, varios analistas coinciden en que en este momento cualquier signo de identificación con Trump es un suicidio político para los candidatos por la presidencia en México. Aun cuando otros temas, más allá de la relación con Estados Unidos, llegan a la agenda. Por ejemplo, el hecho de que estas elecciones pueden ser unas de las más sangrientas de la historia: en los últimos 7 meses fueron asesinados 42 políticos entre alcaldes, activistas y miembros de algún partido.En el estado de Guerrero, uno de los más conflictivos (2.318 homicidios el año pasado), un alto prelado católico admitió un pacto con el narcotráfico para que respetaran las elecciones. “Aproveché para hablar con ellos, para pedirles el cese de asesinatos de candidatos y prometieron que dejarían una elección libre”, aseguró Salvador Rangel, obispo de Chilpancingo.México enfrenta no solo el reto migratorio, también tiene por delante desafíos económicos y sociales como los feminicidios y la lucha contra el narcotráfico. Un crecimiento económico del 2 por ciento, el más bajo en 4 años, y una población pobre que supera los 53 millones de personas, cerca del 43 por ciento de su población, habla de un punto de quiebre crucial para quien resulte presidente.En las próximas elecciones se renuevan más de 3.400 cargos locales, entre los que se destacan 9 gobernadores (incluido el de Ciudad de México) y 500 congresistas. Los comicios aparecen como la oportunidad que el país azteca esperaba desde hace tiempo para generar un cambio con respecto al continuismo que por años han mantenido los partidos tradicionales en el poder. Pero con la presencia de Trump al otro lado de la frontera norte, ese cambio podría ser mucho más extremo que el que muchos esperan.