Los equipos de bomberos siguen en una tarea contra el tiempo para sofocar las llamas que han obligado a evacuaciones masivas. Este sábado (19 de agosto) las autoridades confirmaron que unas 30.000 personas abandonaron sus hogares por la extensión de las llamas en el norte y oeste del país.
“Es la primera vez que algo como esto, de esta magnitud, sucede en la región”, explicó a AFP Tony Whitford, de 82 años. Tanto él como su familia no tuvieron más opción que salir desde Yewllownife rumbo a Calgary, en Alberta, unos 1.750 kilómetros al sur, mientras es incierto su futuro.
Así como Hawái, en Estados Unidos, ha sufrido la inclemencia de los incendios su vecino país también está experimentando la magnitud de esos fenómenos. En el caso de la isla, las víctimas mortales ya superaron el centenar y la gestión para controlar la tragedia ha sido cuestionada al punto que el Jefe de manejo de emergencias de Maui renunció.
El cielo se ‘tiñó’ de rojo
En medio de la crisis que ahora golpea a Canadá, han circulado múltiples imágenes y videos que reflejan la magnitud de la catástrofe. Uno de estos causa particular impresión por el efecto dejado en el cielo: un color rojo que se extiende y pareciera retratar un efecto que despertaría la incredulidad si no estuviese grabado.
En uno de los clips, quien logró captar ese panorama dijo que eran las 3 de la tarde y el efecto generado por las llamas fue tal que el sujeto lo calificó de “increíble”.
Mientras tanto, la desesperación y desconsuelo se ha apoderado de varios residentes, quienes tuvieron que dejar prácticamente todo atrás para no poner más en riesgo sus vidas. “Fue realmente horrible. No podía creerlo”, aseguró una mujer que evacuó tras dos décadas viviendo en Yellowknife.
Como ella, son numerosos los canadienses a quienes el panorama les dio un giro de 180 grados. “Estoy triste, deprimida y preocupada. Nunca vi algo así”, confesó la jubilada inuit, que portaba consigo apenas un par de bolsos. “Espero que termine pronto, porque es muy duro”.
Así se está manejando la crisis
La ciudad puso a disposición de los evacuados 495 habitaciones de hotel, según informaron las autoridades. “Los números cambian todo el tiempo, pero a partir de ahora estamos rondando las 30.000 personas en orden de evacuación y otras 36.000 en alerta de evacuación”, dijo Bowinn Ma, ministra encargada de la gestión de crisis en la provincia.
“Me siento perdido, no tengo idea de lo que va a pasar ahora”, dijo por su lado Byron Garrison, un trabajador de la construcción, acompañado por su novia y un amigo.
Los refugiados del Extremo Norte fueron recibidos en una pequeña sala para ser registrados y distribuidos entre los hoteles. A ellos se les repartieron frutas, galletas y agua, según pudo verificar una periodista de la agencia AFP.
Los focos estaban el sábado a 15 kilómetros de Yellownife, pero vientos que soplaban desde el noroeste podrían llevar las llamas hasta los propios límites de la ciudad, de acuerdo con las autoridades canadienses.
Columbia Británica también hace frente a la extensión de las llamas y declaró el estado de emergencia el viernes. Para esta jornada ordenó a unas 30.000 personas abandonar el lugar.
Este sábado el primer ministro, Justin Trudeau, dijo que había reunido “nuevamente al Grupo de Respuesta a Incidentes para abordar los incendios en la Columbia Británica y los Territorios del Noroeste, y para asegurarnos de que sigamos movilizando todos los recursos federales necesarios. Nuestro compromiso de apoyar a todos los afectados es inquebrantable”.