El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, manifestó este martes que se opone al envío de bombas de racimo a Ucrania después de que el presidente estadounidense, Joe Biden, haya recalcado la necesidad de proceder a la entrega de este tipo de armamento por considerar que “esta guerra va de municiones”.
El primer ministro, quien ha defendido su prohibición, recordó que “Canadá es uno de los países que han liderado la retirada de este tipo de armamento en todo el mundo”. “Seguiremos trabajando para que no sean utilizadas”, en el marco de la cumbre de la OTAN que se celebra en Vilna, capital de Lituania.
Canadá es uno de los 123 países firmantes de la Convención sobre Municiones de Racimo, un tratado que restringe el uso de este armamento, así como su producción, su almacenamiento y su transferencia a otros países.
Muchos países han prohibido su uso y producción en virtud de la Convención de Oslo de 2008 de la que no forman parte Estados Unidos ni Ucrania.
Las municiones de racimo son armas que liberan o dispersan submuniciones concebidas para detonar antes, durante o después del impacto. Dependiendo del tipo de arma utilizada, el número de submuniciones oscila entre unas pocas decenas y más de 600.
En el marco del anuncio Biden aseguró que el compromiso para enviar bombas de racimo a Ucrania fue una “decisión difícil” pero necesaria, ya que las fuerzas ucranianas “se están quedando sin munición” y el armamento anunciado funciona como “transición”, para ganar tiempo hasta conseguir nuevos proyectiles de artillería.
“Fue una decisión muy difícil para mí. La hablé con nuestros aliados, con nuestros amigos en el Congreso”, explicó Biden en una entrevista para la cadena CNN, poco después de que varios departamentos de su Administración anunciasen lo que ya venían anticipando días algunos medios, pese a los recelos expresados por organizaciones defensoras de los Derechos Humanos y por Naciones Unidas.
La Convención sobre Municiones de Racimo, un tratado internacional suscrito por más de un centenar de países, aboga por prohibir este modelo de armas por su impacto indiscriminado sobre la población civil. “No somos firmantes de este acuerdo, pero me llevó un tiempo convencerme de hacerlo”, explicó el mandatario norteamericano, que dijo seguir la “recomendación” fijada por el Departamento de Defensa.
“Lo principal es ver si (los ucranianos) tienen las armas para frenar ahora a los rusos (...) o no. Y creo que las necesitan”, añadió en línea con los argumentos expresados en las últimas horas por distintas voces de la Administración.
Biden dio este polémico paso antes de emprender rumbo a Europa, para una gira por varios países que estará marcada en gran medida por el contexto ucraniano y que tendrá como gran cita la cumbre de líderes de la Otan en Lituania.
Sullivan justificó largo y tendido la decisión, muy criticada por las oenegés. Afirma que la artillería es crucial en esta guerra y que Rusia las usa desde el comienzo de la misma.
Kiev “todavía tiene que dar más pasos antes de la adhesión” y “no se unirá” en este momento, afirmó cuando el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, está inmerso en una gira internacional en busca de apoyo para la adhesión de su país a la Alianza Atlántica.
En cuanto a Suecia, el otro país que espera entrar en la Otan, la Casa Blanca es más optimista. Es “posible” que Turquía y Hungría dejen de bloquear su ingreso durante la cumbre de Vilna, pero si no lo hacen, “ocurrirá en un futuro no muy lejano”, estimó Sullivan.
Sullivan afirmó asimismo que la propuesta de ingreso de Ucrania en la Otan se discutirá, pero no se decidirá en la cumbre de la organización la próxima semana en Vilna.
*Con información de Europa Press y AFP.