Hay países en los que las mujeres aún no votan, en los que masticar chicle puede ser un delito y otros en los que grabar está prohibido. Aunque parecen extremas, son reglas que existen en naciones como Singapur, Afganistán y Corea del Norte. Sin embargo, hay una dictadura que se considera la más estricta del mundo por sus insólitas normas.
Se trata de Turkmenistán, considerado uno de los países más herméticos del mundo y donde la violación de los derechos humanos son el pan de cada día. Allí, el expresidente Gurbanguly Berdymukhamedov le rinde culto a su personalidad, a tal punto de que mandó a construir una estatua de un caballo con su figura encima, todo en oro.
Una de las características de Turkmenistán es que no hay democracia. Solo ha habido dos transiciones de poder en los 30 años de su independencia. La primera vez fue en 2006, después de la muerte del primer presidente, Saparmurat Niyazov. Luego, asumió Gurbanguly Berdymukhamedov y gobernó hasta 2022, cuando le cedió el cargo a su hijo Serdaer.
Turkmenistán se encuentra ubicado en Asia Central, sus más de seis millones de habitantes viven aislados del mundo debido a las estrictas reglas de sus gobernantes, que no son más que dictadores. Su capital, Ashgabat, tiene la mayor cantidad de edificios de mármol blancos en el mundo, atractivo que la ha hecho merecedora de varios premios Guinnes Record.
Aunque hay excentricidades, como un aeropuerto que costó más de dos mil millones de dólares, la mayoría de su gente vive en extrema pobreza.
Ahora bien, ¿cuáles son las reglas que deben seguir quienes viven en Turkmenistán? Son muchas las normas que deben obedecer sus habitantes si quieren mantenerse con vida y en libertad. En ese país los hombres no pueden pintarse el cabello de negro para ocultar las canas y tampoco pueden tener barba antes de los 40 años de edad. Incumplir la regla se traduce en cárcel.
En medio de la pandemia del covid-19, sus habitantes no podían pronunciar la palabra coronavirus y tampoco usar tapabocas. En el caso de los periodistas que hablaran de la pandemia eran detenidos. Además de eso, está prohibido cambiarle el nombre a un caballo, comprar cigarrillos o conducir un vehículo sucio.
Por otro lado, los meses del año no tienen el nombre de enero, febrero, marzo... Allá se llaman como héroes nacionales. En cuanto al turismo, es extremadamente difícil, pues se necesita visa y la mayoría de las solicitudes son rechazadas.
Uno de los lugares que parece creado por una entidad sobrenatural se encuentra a 240 kilómetros de Ashgabat, la capital de Turkmenistán, una exrepública soviética ubicada en Asia Central.
En medio del desierto de Karakum, se encuentra una ‘puerta al infierno’, también conocida como el “pozo de Darvaza”, un cráter de 69 metros de ancho y 30 metros de profundo que ha estado expulsando fuego de manera ininterrumpida desde hace más de 50 años, específicamente desde 1971.
Con la cantidad de calor y de llamas que este pozo ardiente posee, la explicación que brinda la historia ha sido sencilla para conocer cómo se originó este lugar.
De acuerdo con reportes oficiales, esta ‘puerta al inframundo’ fue creada de manera accidental en 1971 después de que un grupo de geólogos soviéticos adelantaran trabajos en el desierto de prospección de gas durante una perforación con el fin de recolectar petróleo.
Al intentar perforar un segmento de terreno en la parte central, la superficie se vino abajo y de las grietas se elevó una nube invisible de gas natural. Con el propósito de evitar una catástrofe, los expertos decidieron prender fuego a los gases de metano para así evaporarlos.
Los científicos pensaron que las llamas llegarían a término a las pocas semanas, pero 52 años después el fuego sigue ardiendo, por lo que este pozo se ha ganado un lugar entre las 101 maravillas del mundo.