El arzobispo de Múnich y Frisinga y expresidente de la Conferencia Episcopal Alemana, el cardenal Reinhard Marx, presentó al papa Francisco su renuncia al frente de la archidiócesis por “corresponsabilidad” en el “catástrofe de los abusos”, según él mismo ha trasladado en una misiva al Pontífice.

“Sustancialmente para mí se trata de asumir la corresponsabilidad relativa a la catástrofe del abuso sexual perpetrado por los representantes de la iglesia en los últimos decenios”, señaló en la misiva fechada el pasado 21 de mayo.

En el texto, al que tuvo acceso Europa Press, el purpurado germano afirmó que las investigaciones y pesquisas de los últimos diez años le demostraron “constantemente” que hubo errores a nivel personal y también errores administrativos, pero que también hubo una derrota institucional”.

En septiembre de 2018, los obispos alemanes hicieron público un informe en el que contabilizaban 3.677 casos de abusos sexuales a niños y jóvenes por parte de 1.670 clérigos entre 1946 y 2014.

Además, a finales de este mes de mayo, la Nunciatura Apostólica en Alemania anunció que el papa ha abierto una investigación ante presuntos casos de encubrimiento de abusos sexuales en la diócesis de Colonia (Alemania), que implicaría al cardenal Rainer María Woelki, al arzobispo de Hamburgo, Stefan Hesse, que ya ha dimitido de su cargo, y otros dos obispos auxiliares.

El camino sinodal, desencuentro entre los alemanes y Roma

El escándalo de los abusos sexuales en Alemania fue uno de los motivos por los que la Iglesia germana inició en 2019, con la oposición del Vaticano, el camino sinodal alemán, cuando Reinhard todavía era presidente de los prelados alemanes. Esta vía tuvo una respuesta directa del propio Papa Francisco, advirtiendo que no debían tomar iniciativas individuales.

El proceso, que siguió adelante y aún no ha culminado, aborda temas como la separación de poderes en la Iglesia, la moral sexual, el celibato de los sacerdotes y la posición de las mujeres en la institución. Junto con ello, el pasado 10 de mayo, algunos sacerdotes y agentes pastorales de la iglesia alemana bendijeron a parejas homosexuales en un evento titulado ‘El amor gana’, en abierta rebelión a la prohibición del Vaticano que en marzo señaló que no era posible.

En febrero del año pasado, el cardenal Marx, que también forma parte del Consejo de purpurados que ayudan al Papa en el gobierno de la Iglesia, anunció por sorpresa que no iba a presentar su candidatura a la reelección como presidente de la Conferencia Episcopal alemana, cargo que ocupa ahora el obispo de Limburgo, Georg Bätzing. Entonces, ya avanzó que también estaría aproximándose al final de su tarea como arzobispo de Múnich y Freising. Un gesto que ha confirmado con la decisión de dimitir.

Falla institucional y “sistemática”

En su carta al Papa, Marx habló de “fracaso personal” pero también se refiere a la situación en la que está la Iglesia Católica, que consideró en un “callejón sin salida” y que también ve como un “punto de inflexión”. A su juicio, las investigaciones y los informes demuestran, además de fallos personales y administrativos, una “falla institucional y sistémica”.

En este sentido, advirtió que a través de las controversias y discusiones más recientes, se demostró que algunos representantes de la iglesia no quieren aceptar esa corresponsabilidad y, por tanto, también la “co-culpa” de la Institución. “En consecuencia, rechazan cualquier tipo de reforma e innovación para sobrellevar la crisis vinculada al abuso sexual. Yo lo veo de otra manera”, avisó.

El cardenal alemán consideró que un punto de inflexión para salir de esta crisis es precisamente la “vía sinodal”, que realmente permite el “discernimiento espiritual”. Indicó que a través de su renuncia dio una señal personal para un nuevo comienzo y reinicio de la iglesia, y no sólo en Alemania. “Me gustaría dedicar los años futuros de mi servicio con mayor intensidad al trabajo pastoral y a comprometerme con una renovación espiritual de la Iglesia, como adviertes incansablemente”, avanzó a Francisco en una misiva que firma en latín con el lema ‘Oboedentia et Pax’.

En una carta aclaratoria publicada por la diócesis de Munich, el purpurado precisó también que los eventos y debates desatados en las últimas semanas solo jugaron un papel secundario en su decisión y se remontó a una reflexión de años en la que llegó a la conclusión de que la crisis no afectó solo a una necesaria mejora de la administración, aunque le concierne, sino a una forma renovada de la Iglesia y una nueva forma de vivir y proclamar la fe en la actualidad.

“El camino sinodal debe continuar”

Así, insistió en que las investigaciones sobre el pasado son necesarias pero no constituyen la renovación completa porque también hay causas “sistémicas” y peligros estructurales que deben abordarse conjuntamente con lo anterior. “He apoyado firmemente el camino sinodal ¡Este camino debe continuar!”, agregó.

En este sentido, manifestó su preocupación por que en los últimos meses se ha manifestado una tendencia a excluir las causas y los peligros sistémicos intentando recudir el proceso de lidiar con el pasado a una mejora en los procesos administrativos.

“Con mi renuncia, me gustaría dejar en claro que estoy dispuesto a soportar personalmente responsabilidad no solo por los errores que pudiera haber cometido, sino también por la Iglesia como institución que he ayudado a dar forma y moldear durante las últimas décadas”, terminó el purpurado que reconoció lo doloroso de la situación pero insistió en que es necesario para apoyar un nuevo comienzo.

*Con información de Europa Press