Cameron Quilter no pensó que la escena llegaría a las redes sociales. Esa noche, como se había vuelto costumbre desde que Loki llegó a su vida un par de meses atrás, paseaba al animal, cuando, de un momento a otro, le dio una patada.
La mascota aulló y se quejó de dolor de una manera lastimera, pero, aparentemente, nadie saldría en su ayuda. Al menos no en ese momento.
Quilter consoló un poco a Loki y siguió con el paseo, convencido de que la cuestión no pasaría a mayores. Se equivocaba. En la casa, frente al punto donde ocurrieron los hechos, había una pequeña cámara que lo grabo todo.
El video se puede ver aquí:
Su dueño, al oír los alaridos, revisó la grabación y descubrió la indignante situación y, conmovido por el sufrimiento de Loki, puso el video en manos de la policía de Suffolk, Inglaterra, donde ocurrió el episodio.
Las autoridades no pudieron hacer mayor cosa con este material, ya que no dejaba ver claramente al autor de la infracción. En vista de ello, el video fue publicado en las redes sociales para que alguien que lo conociera lo identificara.
Sin embargo, no hubo necesidad de ello, porque Quilter, al verse en Facebook protagonizando la lamentable escena, tomo la decisión de presentarse voluntariamente.
Tres meses después es noticia, debido al juicio al que acaba de ser sometido por causarle dolor sin necesidad al animal, según los reportes de la prensa inglesa.
La defensa de Quilter pretendió en todo momento aclarar que se había tratado de una accidente.
A modo de contexto, Quilter hizo lo posible por liberarse de la imagen de vil maltratador de animales retrocediendo un poco en el tiempo.
Le explicó al juez todo lo que había hecho para recibir al perro en su casa, incluido un curso de cómo lidiar con las mascotas y que una de las lecciones consistía en sacarlo con una correa corta.
Fue precisamente a ese accesorio al que le echó la culpa de lo sucedido.
Debido a la poca extensión de la correa, Quilter dice haber sufrido un traspiés que fue a dar al cuerpo de Loki.
Su abogado defensor admitió que los aullidos del perro eran conmovedores, pero que no delataban tampoco que el perro hubiera sido lastimado seriamente y que no se advierte que el amo hubiera tomado impulso para arremeter contra él deliberadamente. “Fue accidental”, dijo varias veces.
Otro punto que el defensor quiso subrayar para obtener la mejor decisión para su cliente, es que el perro se veía sano, bien alimentado y sin señas de maltrato.
El letrado arguyó además: “La cosa más importante en este caso es el sentido de perspectiva. Él comprendió que lo que hizo estuvo extremadamente mal.
“Llegó a su cada directo a contarle a su esposa lo que había pasado y lo mal que se sentía por ello”, anotó el abogado, antes de añadir: “Luego, se presentó voluntariamente a la policía”.
El abogado también cuestionó que la policía lo haya arrestado y recordó que era un ciudadano sin antecedentes con la justicia.
Mientras tanto, los defensores de animales insistían en que el mejor castigo para el empleado de almacén era la prohibición de tener a Loki o a cualquier otra mascota.
A ello, sin embargo, el juez se negó, porque estaba seguro de que la situación no se volvería a repetir.
De todas maneras, no creyó en la total inocencia de Quilter, pues le ordenó someterse a una terapia de control de la rabia.
Así mismo, le impulso multas por más de 250 libras, alrededor de 1.3 millones de pesos y trabajo comunitario no remunerado.