Estados Unidos anunció este martes la imposición de sanciones contra siete altos funcionarios rusos, al indicar que su aparato de inteligencia determinó que Moscú era responsable del envenenamiento del encarcelado disidente Alexéi Navalni.

Esas sanciones fueron impuestas “en concertación estrecha con nuestros socios de la UE” y son una “clara señal” enviada a Moscú, indicó un funcionario estadounidense que prefirió el anonimato. “Reiteramos nuestro llamado a una liberación inmediata y sin condiciones de Navalni”.

Este lunes, dos expertas independientes de la ONU pidieron una investigación internacional sobre el envenenamiento en agosto del principal opositor al Kremlin, Alexéi Navalni, y solicitaron su “liberación inmediata”.

“Dada la inadecuada respuesta de las autoridades nacionales, el uso de armas químicas prohibidas (...), creemos que debe llevarse a cabo una investigación internacional urgentemente para establecer los hechos y aclarar todas las circunstancias que rodean el envenenamiento del señor Navalni”, dijeron en un comunicado Agnès Callamard, relatora especial sobre ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias, e Irene Khan, relatora especial sobre la promoción y protección de la libertad de opinión y de expresión.

“Creemos que el envenenamiento del señor Navalni con Novichok [un agente nervioso] se hizo deliberadamente para enviar una advertencia clara y siniestra de que ése sería el destino de cualquiera que criticara y se opusiera al gobierno. El Novichok fue elegido precisamente para crear miedo”, añadieron.

El pasado jueves , el opositor ruso fue trasladado desde una prisión moscovita, donde se encontraba desde su detención a mediados de enero cuando regresó a Rusia, hacia un destino desconocido. | Foto: AFP

Las dos expertas, cuyo dictamen no compromete a la ONU, llevan desde agosto pidiendo al gobierno ruso que garantice que “se lleve a cabo rápidamente una investigación creíble y transparente que cumpla las normas internacionales y que se hagan públicas las conclusiones”.

Considerando insatisfactoria la respuesta de las autoridades, subrayan que una investigación internacional es “particularmente crucial ahora que el señor Navalni está detenido por el gobierno ruso y sometido a su control”.

“Pedimos al gobierno ruso que solicite o autorice dicha investigación”, escriben.

Los tribunales rusos confirmaron la semana pasada la condena del activista anticorrupción, de 44 años, en un caso de fraude de 2014 que él y muchos países occidentales y oenegés denunciaron como teniendo motivaciones políticas.

Cárcel de Alexéi Navalni, un arma del Kremlin para “doblegar” a los presos más obstinados

La cárcel donde purga su pena el opositor ruso Alexéi Navalni, en Pokrov, un pueblo ruso salpicado de edificios soviéticos y precarias casas de madera y situado a 100 kilómetros de Moscú, es un centro penitenciario que tiene la reputación de lograr “doblegar” a los presos más tenaces.

Rodeado por una valla de chapa metálica rematada con alambre de púas, el complejo Nº2 se encuentra cerca de una fábrica del gigante alimentario estadounidense Mondelez.

La justicia rusa confirmó la semana pasada el veredicto contra el opositor de 44 años en un caso de fraude en 2014, que Navalni, varios países y oenegés consideran como político. | Foto: Foto: AFP

“Se dice que es una de las prisiones más duras de Rusia”, afirma Denis, un empresario que se niega a dar su apellido, “tal vez por eso lo trasladaron aquí”.

El opositor, de 44 años, que el año pasado sobrevivió a un envenenamiento que achaca al Kremlin y pasó varios meses convaleciente en Alemania, deberá cumplir una condena de dos años y medio en Pokrov.

Fue detenido a su regreso a Rusia y condenado en febrero a dos años y medio de prisión. Su condena provocó la indignación de la sociedad civil rusa y de las capitales occidentales.

En Pokrov, la simpatía por el adversario es menos evidente. “No nos importa dónde fue encarcelado, lo más importante es que está en prisión”, afirma la pensionista de 56 años Iadviga Krylova.

Acoso y humillación

La gravedad del sistema es conocida.

En 2013, Nadezhda Tolokonnikova, miembro del grupo de protesta Pussy Riot que fue condenada a dos años de prisión por cantar una “oración punk” contra Putin en la catedral de Cristo Salvador de Moscú, se puso en huelga de hambre en protesta por la “esclavitud” en su campo de trabajo en Mordovia, al sureste de Moscú.

El director del Servicio Penitenciario de Rusia (FSIN), Aleksandr Kalashnikov, aseguró a la agencia de noticias TASS que “no habrá ninguna amenaza” para la salud de Alexéi Navalni, que podrá emplearse como cocinero, bibliotecario o modista.

Pero desde que se anunció su lugar de detención, los antiguos reclusos del centro penitenciario Nº2 informan sobre la vida cotidiana allí.

La administración de la prisión está intentando “romper psicológicamente a la gente”, explica a la cadena de televisión de la oposición Dmitri Demushkin, un político nacionalista que pasó dos años en esta cárcel.

Para Konstantin Kotov, que permaneció también dos años allí por violar la ley rusa sobre manifestaciones, “esta prisión se considera ejemplar y lo consigue al no tratar a las personas como seres humanos”. Describe un entorno en el que los detenidos casi no tienen tiempo libre y están completamente aislados del mundo exterior. El objetivo es mantener “a la gente bajo presión y someterla”.

Privada de su voz más audible, la oposición rusa se pregunta en qué estado saldrá Alexéi Navalni de la cárcel y si seguirá dispuesto a enfrentarse al Kremlin. “Habrá acoso y humillación. El objetivo del sistema es quebrarlo”, afirma Marina Litvinovitch, miembro de una comisión oficial que supervisa las condiciones de las prisiones.

*Con información de AFP