Las violentas manifestaciones del pasado fin de semana en París y otras ciudades de Francia han llevado al presidente francés Emmanuel Macron a dar marcha atrás. La peor crisis de la presidencia de Macron se zanja, de momento, con una moratoria sobre la subida del precio del diésel. Este martes su primer ministro, Edouard Philippe, ha anunciado una aplazamiento de seis meses para la entrada en vigor de la ecotasa, prevista para el próximo 1 de enero. El alza suponía 3 céntimos de euro más sobre el precio de la gasolina y 6 céntimos sobre el gasóleo. Philippe aseguró que las medidas no se aplicarán antes de que haya un debate apropiado con los afectados. Le sugerimos: Macron enfrenta una cólera amarilla en Francia Y durante ese tiempo, las autoridades estudiarán que otras medidas se pueden poner en marcha para limitar el impacto de unos carburantes más caros, dijeron a la AFP fuentes gubernamentales. En el Arco de Triunfo, Macron vió cómo se pintaron grafitis en su contra y hubo daños en las oficinas del monumento, saqueadas el día anterior. Los destrozos se produjeron el fin de semana durante las protestas de los "chalecos amarillos" en París y otras ciudades de Francia en contra del alza del precio del diésel y el alto costo de la vida.
El presidente recorrió varias de las calles del centro de París que fueron escenario de las protestas el sábado. Foto: EPA-BBC.
El Arco de Triunfo en París fue objeto de vandalismo de algunos de los manifestantes el sábado. Foto: REUTERS-BBC. "Nunca aceptaré la violencia", dijo Macron en una conferencia de prensa en Buenos Aires el sábado, donde asistió a la cumbre del G20. "Ninguna causa justifica que las autoridades sean atacadas, que las empresas sean saqueadas, que los transeúntes o los periodistas estén amenazados o que el Arco de Triunfo sea manchado", dijo.
Varios vehículos fueron incendiados cerca de la zona de almacenes y tiendas de lujo en París. Foto: AFP-BBC.
La policía detuvo a unas 400 personas luego de los ataques a comercios en la capital francesa. Foto: AFP-BBC. Miles de manifestantes, liderados por el movimiento de los llamados "gilets jaunes" (chalecos amarillos), salieron a las calles para exigir que el gobierno dé marcha atrás al aumento en el impuesto del diésel. El presidente y sus ministros tuvieron una reunión urgente sobre seguridad para decidir qué acción tomar en respuesta a la violencia que tiene conmocionado a buena parte del país. Le recomendamos: Ucrania y Francia en cuidados intensivos Y en búsqueda de una salida política a la crisis, el lunes el primer ministro Édouard Philippe se reunión con los partidos de la oposición mientras los manifestantes bloqueaban depósitos de combustibles de la petrolera Total, que reportó 75 gasolineras desabastecidas. El ministro de finanzas, Bruno Le Maire, informó que las protestas afectaron a tiendas, hoteles y restaurantes. Le Maire señaló que las ganancias del sector se vieron afectadas entre 15 y 50% y la industria hotelera tuvo una caída en las reservaciones de habitaciones de entre 15 y 25 %, según la agencia Reuters.
Los manifestantes estuvieron en los Campos Elíseos el sábado en una nueva jornada de protestas contra el gobierno. Foto: GETTY IMAGES-BBC.
Las protestas a lo largo del país se han realizado desde hace tres semanas. Foto: AFP-BBC. Desde que comenzaron las manifestaciones hace dos semanas,cuatro personas han muerto en incidentes de violencia en todo el país, incluyendo una mujer de 80 años que fue golpeada por una lata de gas lacrimógeno al intentar cerrar las persianas de su ventana. Más de 100 personas resultaron heridas en la capital francesa, incluidos 23 miembros de las fuerzas de seguridad, y cerca de 400 personas fueron arrestadas este fin de semana, dijo la policía.
La policía usó gas lacrimógeno para dispersar a los manifestantes en París. Foto: GETTY IMAGES-BBC.
El gobierno dijo que por ahora no está previsto implementar una declaratoria de emergencia, pero la medida no se descarta. Foto: AFP-BBC. La ministra de Justicia, Nicole Belloubet, ha prometido aplicar toda la fuerza de la ley a las personas a las que incurran en violencia. El Ministerio del Interior de Francia dice que unas 136.000 personas participaron en las protestas en todo el país, mostrando un amplio apoyo al movimiento de los "chalecos amarillos". El portavoz del gobierno, Benjamin Griveaux, señaló a Europe 1 que la declaración del estado de emergencia era una opción: "Tenemos que pensar en las medidas que se pueden tomar para que estos incidentes no vuelvan a ocurrir".
Una estatua de Mariana, un símbolo para los franceses, fue vandalizado en el interior del Arco de Triunfo. Foto: EPA-BBC. Los "gilets jaunes", llamados así porque han salido a las calles usando una prenda amarilla fluorescente muy vistosa, se quejan del fuerte aumento en los impuestos al diésel. Macron asegura que la medida tiene una justificación ambiental, pero los manifestantes dicen que el aumento es insostenible, especialmente con los habitantes de fuera de la ciudad que dependen de sus autos. Le recomendamos: Emmanuel Macron, ¿líder solitario?
Los "chalecos amarillos" usan la prenda de seguridad que la ley exige que porten conductores de vehículos pesados en Francia. Foto: AFP-BBC.
Los manifestantes se quejan de la subida en los impuestos al diésel, el principal combustible consumido en Francia. Foto: GETTY IMAGES-BBC. El precio del diésel, el combustible más utilizado en los automóviles franceses, ha aumentado alrededor de un 23% en los últimos 12 meses a un promedio de US$1,71 por litro. El movimiento de protesta no tiene un liderazgo identificable y ha ganado impulso a través de las redes sociales, con una amplia gama de participantes desde la extrema izquierda anarquista a la extrema derecha nacionalista, así como muchos moderados. Cerca de 300.000 personas participaron en la primera manifestación a nivel nacional, el 17 de noviembre.
El presidente encabezó una reunión urgente para analizar la situación y qué medidas tomar contra la violencia. Foto: REUTERS-BBC. Los "chalecos amarillos" se reunieron durante un tercer fin de semana el sábado y salieron a las calles de todo el país, incluso en Narbonne, Nantes y Marsella. En los Campos Elíseos, en el centro de París, la policía disparó gases lacrimógenos, granadas de aturdimiento y cañones de agua, mientras que manifestantes enmascarados lanzaron proyectiles y prendieron fuego a edificios. Se apagaron casi 190 incendios y seis edificios resultaron dañados por el fuego en su totalidad, según el Ministerio del Interior. Grandes almacenes y estaciones de metro fueron cerrados como resultado de la violencia.