El Banco Mundial publicó un informe en el que reveló que la pobreza en Chile habría llegado a un 2,1 % de la población y que alcanzaría el 10,5 % en 2023.
De acuerdo con el reporte, Chile y Perú serán las dos naciones que tendrán un mayor aumento de los índices de la pobreza de la mano de la pandemia, lo que prendió las alertas de estos gobiernos que buscan reducir dichos indicadores.
Según los datos del reporte, en 2017 la pobreza en Chile llegaba al 7,5 %, pero para 2020 alcanzó el 8 %. En 2021, se redujo a 2,1 % gracias a las ayudas entregadas por el Gobierno a los más necesitados, pero para 2022 el número se disparó y en 2023 sería del 10,5 %.
Economistas chilenos apuntan a que la mayor intención de liquidez en el contexto actual es algo necesario y advirtieron que 2023 será un año decisivo para conjurar la crisis en el país del sur del continente.
Uno de los ejes principales de la Ley de Presupuestos 2023 es precisamente la protección social, considerando un aumento del 32,3 % en el programa relativo a pobreza.
La visión del Banco Mundial se extiende realmente a más naciones, pero antes el Fondo Monetario Internacional ya había prendido las alarmas.
En su más reciente informe de perspectivas económicas, recortó las expectativas de crecimiento en el mundo y las llevó a 2,7 % para 2023, tras una expansión en 2021 del 6 % y de este año del 3,2 %. Señaló, además, que para unos 143 países la perspectiva para el año entrante es más débil que hace seis meses. Y fue más allá: advirtió que el peor año está por venir. También dejó abierta la posibilidad de que el crecimiento mundial en un año caiga por debajo del 2 % y en el escenario más pesimista que apenas crezca 1 %.
Los riesgos siguen siendo grandes: la inflación sin control, el aumento de tasas de los bancos centrales de los países en el mundo, una mayor apreciación del dólar, las tensiones geopolíticas que genera la guerra entre Rusia y Ucrania, además del impacto en los precios y distribución de la energía y de los alimentos que impulsarán los costos por más tiempo. Y parece inevitable que los vientos de recesión se van a materializar, en Estados Unidos y algunos países europeos.
Ahora el turno es para el Banco Mundial. Su presidente, David Malpass, compartió las preocupaciones por la recesión inminente, pero amplió la preocupación, en especial para las economías en desarrollo, como Colombia.
“Más allá de esta marcada desaceleración cíclica, los países en desarrollo se enfrentan al riesgo de que estas tendencias de las economías avanzadas –inflación, crecimiento lento, menor productividad, uso excesivo de los recursos energéticos a nivel mundial y tasas de interés más altas– continúen después de 2023. Si las políticas fiscales y monetarias actuales se convierten en la nueva “normalidad”, los gobiernos avanzados absorberán gran parte del capital mundial, lo que contribuirá a que se perpetúe la falta de inversión en los países en desarrollo y obstaculizará el crecimiento futuro”, dijo Malpass en una presentación durante las reuniones que sostuvo la organización con otras firmas globales y gobiernos de distintos países.
Dijo también que un peligro para el mundo en desarrollo es que la fuerte desaceleración del crecimiento mundial se profundice y se convierta en una recesión mundial. “Si bien en 2021 el producto interno bruto (PIB) per cápita mundial apenas superó el nivel prepandemia, muchos países en desarrollo aún no han alcanzado los niveles de ingreso per cápita anteriores a la pandemia. El PIB de Estados Unidos ha experimentado contracciones en los primeros dos trimestres de 2022. La abrupta caída de los precios de los activos en todo el mundo repercute en los debilitados balances generales de las empresas y los fondos de jubilaciones y pensiones, y podría frenar las nuevas inversiones”, advirtió Malpass.
El impacto negativo en el crecimiento ya es evidente. Al mismo tiempo, esta nueva crisis que sigue a la pandemia encuentra a los países en desarrollo con una posición fiscal deteriorada, por ejemplo, con un nivel de deuda elevado o ingresos para sus presupuestos reducidos. “Los países –sentencia Malpass– no cuentan con suficientes mecanismos de amortiguación fiscal para sufragar gastos clave en favor del crecimiento y el desarrollo”.
Los cálculos del Banco Mundial prevén que el crecimiento en América Latina se desacelerará hasta llegar al 2,5 % en 2022, luego de un repunte posterior a la pandemia del 6,7 % en 2021. El crecimiento se desacelerará aún más en 2023, a solo un 1,9 %, y plantea un pequeño repunte a 2,4 % en 2024.