China proyectó el domingo uno de los objetivos de crecimiento más bajos en los últimos años para 2023, pero aumentó su gasto militar al inicio de su sesión parlamentaria anual que debe brindar un tercer mandato presidencial a Xi Jinping.
El presupuesto en defensa, el segundo más grande del mundo detrás del de Estados Unidos, aumentará 7,2 % este año, a 1,5 billones de yuanes (225.000 millones de dólares), su subida más fuerte desde 2019.
Ante los casi 3.000 delegados de la Asamblea Popular Nacional (APN) reunidos en el Gran Palacio de Pueblo de Pekín, el primer ministro saliente, Li Keqiang, aseguró que “los intentos de contención llegados del exterior no paran de intensificarse”.
Por ello, apeló a “intensificar” de su parte los entrenamientos del ejército, así como “la preparación para el combate”, mientras las tensiones sinoestadounidenses, especialmente alrededor del futuro de la isla de Taiwán, se acentúan.
En un plano más global, el gobernante aseguró que “la economía china experimenta una recuperación sólida” después de tres años de ralentización del crecimiento debido a la pandemia y a las duras restricciones sanitarias aplicadas por Pekín.
Aun así, el objetivo de crecimiento quedó fijado en “alrededor del 5 %”, uno de los más bajos en décadas.
“Factores inesperados”
En 2022, el Producto Interior Bruto (PIB) aumentó solo 3 %, uno de los peores resultados en 40 años en un contexto de ralentización económica, pandemia, confinamientos y crisis del sector inmobiliario.
“El desarrollo económico de China se topó con múltiples factores inesperados, tanto en el interior del país como en el extranjero, como la epidemia”, reconoció Li Keqiang.
Pero “bajo la fuerte dirección del Comité Central del Partido, hemos coordinado eficazmente la prevención y el control de las epidemias y el desarrollo económico y social”, añadió.
Estos datos económicos se presentaron en la apertura de la sesión parlamentaria de nueve días que debe certificar la reelección de Xi Jinping como presidente por cinco años más. En octubre ya fue confirmado en sus funciones al frente del Partido Comunista (PCCh).
Como cada año, se esperan pocas sorpresas en este evento cuidadosamente orquestado en el que se votarán leyes previamente aprobadas por el PCCh, máxima instancia de poder en la superpotencia asiática.
Xi, de 69 años, se ha enfrentado a algunos escollos en los últimos meses, como las manifestaciones a fines de noviembre contra su política de “cero covid” y posteriormente, una ola de muertes tras el abandono de esta criticada estrategia de salud pública.
Nuevo primer ministro
Probablemente, estos temas sensibles no serán debatidos en la sesión parlamentaria en la que se prevé que Li Qiang, exresponsable del PCC en Shanghái y político cercano a Xi Jinping, sea nombrado nuevo primer ministro.
Los diputados también abordarán asuntos políticos, económicos y sociales tan diversos como la natalidad, el bienestar animal, la educación sexual, el acoso en línea o la relación con Taiwán.
La seguridad fue reforzada en Pekín en los últimos días en previsión del evento, con controles en la entrada de la capital y agentes de seguridad en calles y puentes.
Pese a que la política de “cero covid” ha dañado su imagen, Xi mantiene una posición “bastante fuerte” en la cúpula del partido, lo que lo hace casi intocable, considera Alfred Muluan Wu, profesor de la Universidad Nacional de Singapur.
Para Steve Tsang, del Instituto SOAS China de la London University, Xi Jinping tendrá la ocasión durante esta sesión parlamentaria de defender su gestión del descontento popular a finales de noviembre.
“Actuó de forma decisiva cuando, durante las manifestaciones, hubo llamamientos a que él y el PCCh se fueran. Él los sofocó y suprimió el motivo” de indignación, declaró Tsang a la AFP.
Así que “puede presentarse como un líder y no como alguien empujado a reaccionar”, subraya.