Este inquietante hallazgo ocurrió cuando el profesor de neurología de la Universidad de California Irving (UCI) estaba estudiando las tomografías cerebrales de asesinos psicopáticos, y por eso estas imágenes se acumulaban sobre su escritorio. Aquella tarde, y como parte de un estudio paralelo, Fallon también examinaba los tomogramas de miembros de su propia familia. "Cuando me las trajeron, las miré rápidamente, no tenían nombres, y miré toda la pila, y eran bastante normales. Me sentí muy aliviado", cuenta Fallon en conversación con la BBC. "Pero entonces vi un último escáner que parecía realmente patológico, y llamé al técnico y le dije 'mira, este se mezcló, este pertenece a los asesinos', se parecía a los peores casos que había visto", dice el científico. Después de chequear que no había sido una confusión, y que el tomógrafo funcionaba correctamente, Fallon comprobó que el escáner no sólo era de su familia: era el suyo propio. Los rasgos de un asesino Lo que mostraba su escáner es que su cerebro compartía muchos rasgos de personalidad con pacientes con graves desórdenes psiquiátricos. ¿Y cuáles son esos rasgos? Una baja actividad en ciertas áreas de los lóbulos temporal y frontal, relacionados con la empatía, los valores morales y el autocontrol. "Exactamente las mismas áreas del cerebro estaban completamente apagadas, como en los peores casos que había visto y eso primero me causó risa". "Tienes que ver esto", cuenta Fallon que le dijo a su esposa. "Es el mismo patrón que el de un psicópata, y ella me contestó 'no me sorprende'", relata risueño Fallon. Pero luego, y casi un año después de aquella primera reacción jocosa, el científico decidió indagar en esta coincidencia. "Yo no maté a nadie, ni violé, ni hice nada parecido", dice el investigador, que además es padre de tres hijos. Sin embargo, no sólo su cerebro se parece al de un asesino psicópata, también los genes. Fallon se sometió a varias pruebas genéticas, y advirtió la presencia de todos los alelos –o formas alternativas que puede tener un gen– coincidentes con un alto riesgo para la agresión, la violencia y la baja empatía, del tipo a las variaciones del gen MAO-A, que ha sido vinculado al comportamiento agresivo. "Así que yo tengo los dos marcadores biológicos principales (de un psicópata)", dice.
En esta imagen puede verse el cerebro de Fallon y el de un asesino. Un entorno feliz Tras este hallazgo, Fallon pensó que a su teoría le faltaba una pieza. Y esa pieza, concluyó Fallon al reflexionar sobre su vida familiar, es el entorno. "No puedes decir solamente a partir de un escáner o de la genética si alguien es asesino o psicópata, pero puedes ver que tiene la tendencia a ciertos rasgos que coinciden con eso", explica Fallon. "La biología no es una sentencia de muerte, pero puede dar un potencial alto para estas cosas. Los genes cargan el arma y hacen que alguien sea vulnerable para convertirse en un psicópata", concluye el investigador. Y en su caso, parece,gracias a una infancia feliz rodeada de cariño, el arma no llegó a dispararse. El autoproclamado psicópata difundió los resultados de su personal investigación en una de las conferencias divulgativas TED y en un libro que acaba de publicar, The Psycopath inside.