El cambio climático no es un fenómeno que está por suceder sino que está sucediendo en este momento: el mundo ya está agotándose lentamente. En los últimos siete años, según estimaciones de la NASA, el planeta se ha calentado por encima de 1°C. El número más alto registrado en décadas.
Los resultados de este calentamiento ya son palpables, desde las desenfrenadas temporadas de lluvia, los masivos incendios forestales, hasta el derretimiento paulatino de los polos, el planeta se mueve, desde ya, hacia periodos catastróficos que aún son, en buena medida, evitables.
Hace unas semanas la Organización de las Naciones Unidas (ONU) publicó un informe acerca del estado actual del planeta. Este informe, si bien no era muy positivo, recalcaba la necesidad de que los países y grandes corporaciones adquirieran serios compromisos para detener el calentamiento de la tierra.
El estimado de este informe era que para el 2050 los principales países productores de carbono del mundo, entre los que se encuentran China y Estados Unidos, deben haber detenido por completo la explotación y uso de combustibles fósiles (petróleo, gas, carbón). Esto implicaría que para el 2025 el mundo ya debe estar preparado para cortar el uso de estos materiales, fundamentales para la vida moderna.
Un nuevo informe, publicado por el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC), no solo afirma, como el informe de la ONU, que las emisiones deben detenerse, sino que este tránsito debe hacerse en los próximos años, a más tardar en esta década.
Este panel, conformado por expertos en cambio climático al rededor del mundo, afirma que para el 2025 es necesario que los índices de consumo de los combustibles fósiles se hayan disminuido notablemente, si se quiere que la vida humana en la tierra pueda seguir siendo posible.
Jim Skea, profesor del Colegio Imperial de Londres y miembro del comité que realizó el informe, dijo “es ahora o nunca, si lo que queremos es limitar el calentamiento de la tierra a 1.5°C”.
Este ultimo informe entregado por el IPCC duró 7 años en ser producido y recopiló información proveniente de miles de científicos al rededor del mundo. Es posible que este informe sea la ultima advertencia dada por esta organización sobre los riesgos del cambio climático.
1.5°C es el limite establecido por el IPCC, y por la comunidad científica global, en el que sería posible mitigar algunos de los efectos del calentamiento y en el que las consecuencias de este, si bien inciertas y casi incontrolables, podrían ser más moderadas.
Sin embargo, la preocupación de la comunidad científica reside en que las proyecciones actuales estiman que el planeta podría calentarse hasta los 3°C como resultado de la cantidad de CO2 presente en este momento en la atmosfera.
En el caso de un calentamiento de este tipo las consecuencias son, todavía, incalculables. Sin embargo, los científicos consideran que es posible que se extinga el café arábigo -que se cultiva principalmente en Colombia-, el pingüino emperador y buena parte de los arrecifes y la vida marina que habita en ellos.
Así mismo, ciudades como Calcuta en India, algunas partes de Cartagena y Santa Marta en Colombia, así como Venecia y Ámsterdam en Europa, quedarían completamente hundidas por el incremento del nivel de los mares. Esto generaría graves crisis migratorias en las que las poblaciones ubicadas en estos centros urbanos tendrían que desplazarse a tierras más firmes.
El problema reside, en todo caso, en que una reducción en los niveles del calentamiento global requieren compromisos inmediatos que cambiarían por completo las dinámicas de la vida moderna.
Por su parte, el informe de la ONU propone utilizar vehículos eléctricos y limitar el uso de transportes aéreos. Mientras tanto, el informe del IPCC pide una reducción completa en los índices de consumo y producción de combustibles fósiles, pidiendo así compromisos claros y radicales a compañías productoras y gobiernos.
Según el IPCC estos compromisos no suponen una catástrofe económica, representando solo un pequeño porcentaje en los índices de Producto Interno Bruto de los países. Sin embargo, si supone el sacrificio de una parte pequeña de los réditos del mercado de combustibles y un gran compromiso en cambiar la manera en que se entiende el medio ambiente y las formas en que los humanos se relacionan con este.