Tres científicos del Instituto Scripps de Oceanografía y la Universidad de California en San Diego (Estados Unidos) completaron expediciones entre 2008 y 2017 en busca de lo que llaman “biodiversidad críptica”.
Un artículo en la revista Invertebrate Systematics publicado en julio, describió a la criatura que ha sido apodada Promachocrinus fragarius, llamada así por la palabra latina para fresa debido a su parecido con la forma.
La estrella de pluma de fresa antártica es una criatura marina con 20 llamados “brazos”, algunos irregulares, otros plumosos, y en total pueden medir hasta ocho pulgadas de largo, dijo Greg Rouse, profesor de biología marina en la Universidad de California a Insider.
La criatura extraterrestre no parece una fresa al principio. Pero si te acercas a su cuerpo, una pequeña protuberancia en el vértice de todos esos brazos, se asemeja al tamaño y la forma de la fruta. Tomaron muestras a lo largo y ancho, incluida la costa de Siple, Diego Ramírez y las islas del Príncipe Eduardo.
En total, los científicos pudieron identificar siete nuevas especies bajo el nombre de Promachocrinus, aumentando el número total de especies conocidas de plumas antárticas de una a ocho.
La especie se conoce formalmente como Promachocrinus fragarius. Fragarius deriva de la palabra latina “fragum”, que significa fresa, señala el estudio.
“La vasta naturaleza del ecosistema de la Antártida y el Océano Austral exige un muestreo a gran escala para comprender el alcance total de la biodiversidad”, dice el estudio.
Según el estudio, la estrella de pluma de fresa antártica se puede encontrar entre 65 y 1.170 metros bajo la superficie. El color de la criatura puede variar de “púrpura” a “rojizo oscuro”, también señala el estudio.
Los investigadores señalan en el estudio que los taxones oscuros, o especies desconocidas, de la Antártida pueden tardar más de lo habitual en descubrirse e identificarse “debido a las limitaciones en la escala de muestreo necesaria”.
“Es importante comprender qué taxones son verdaderamente crípticos y solo reconocibles con datos moleculares, y cuáles son pseudocrípticos y se pueden identificar una vez que los caracteres se han revisado en un marco molecular”, afirman.
“El monitoreo de la biodiversidad requiere una identificación sólida de los taxones y esto puede ser muy complicado cuando los taxones son realmente crípticos”.
Los investigadores sugieren que algunas especies bajo Promachocrinus pueden determinarse sobre la base de la morfología, o el estudio científico de la estructura y forma de animales y plantas, pero sigue habiendo “ambigüedad entre algunas especies”.
“Un número creciente de taxones de invertebrados antárticos se han revelado como complejos de especies crípticas luego de evaluaciones basadas en el ADN”, dice el abstracto de la publicación científica, “En última instancia, esto requiere una reevaluación morfológica para encontrar rasgos que ayudarán a identificar estas especies crípticas o pseudocrípticas sin la necesidad de secuenciar a cada individuo”, agrega.
El nombre formal de la nueva especie es Promachocrinus fragarius. Se clasifica dentro de la familia Crinoidea, que incluye estrellas de mar, erizos de mar y pepinos de mar.
“La mayoría de las estrellas de plumas tienen 10 brazos”, dijo Rouse.
También reconoció que, en general, encontrar nuevas especies no es raro. Solo su laboratorio en la Institución Scripps de Oceanografía nombra hasta 15 por año.
Cabe recordar que Los científicos están registrando récords de temperatura y un incremento del tamaño y el número de fenómenos meteorológicos desmedidos.
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Su lado occidental, y en especial su península, han registrado un drástico deshielo que amenaza con enormes subidas del nivel del mar durante los próximos siglos, mientras que su lado oriental ha ganado hielo en ocasiones.