Cientos de migrantes indocumentados que salieron de Chile se aglomeran desde hace varias semanas en el paso fronterizo de Tacna donde las autoridades peruanas les impiden el paso, bajo un sol y frío, propios del desierto.
“Un promedio entre 150 a 200 personas” se han concentrado “en este paso fronterizo durante los últimos días”, según informó a la AFP Federico Agusti, representante en Perú de la oficina de la ONU para los refugiados, Acnur.
“Son flujos cambiantes, ha habido algún pico de cerca de 400 personas, de distintas nacionalidades”, dice Agusti. Según Acnur, “50 % de las personas concentradas en el paso de frontera son haitianos, y aproximadamente un 40 % serán venezolanos”.
La frontera
Los migrantes están atrapados entre policías chilenos y peruanos que vigilan el punto limítrofe, a 1.500 km de distancia al sur de Lima. El gobierno peruano les cerró el paso y envió 200 efectivos para reforzar los controles migratorios, que antes ya había endurecido Chile.
Perú desplegó drones con visión infrarroja nocturna para detectar cualquier intento de ingreso irregular.
“Estamos recibiendo frío, sol, insolación, los niños acá. Esto es un foco de moscas que hay, que pueden recibir cualquier parásito”, señala María Leonor Gómez, una migrante colombiana varada en la frontera.
La AFP pudo presenciar como un niño de unos 8 años, que parecía haber sufrido un desvanecimiento, era cargado en una patrulla de la policía peruana para ser trasladado de emergencia a un centro de salud.
“Todos han tenido que dormir aquí, niños en brazos, niños que han tenido que arroparlos con plástico, meterlos en cuevas por allí porque no hay dónde meter a los niños y eso es inhumano”, se queja el venezolano Ender Finol.
Acnur y la Organización Internacional para las Migraciones, OIM, alertaron en un comunicado sobre “la grave situación en Tacna”, donde las personas están “varadas en muchos casos sin alimentos, agua, alojamiento o asistencia sanitaria, enfrentándose a mayores riesgos de protección”.
Hemos “entregado durante las últimas semanas cerca de 6.000 raciones de alimentos”, dijo Agusti.
La acogida de los migrantes
Ante el rechazo de las autoridades peruanas, los migrantes improvisan campamentos en Tacna, de unos 325.000 habitantes y ubicada a unos 35 km de la línea fronteriza.
En el día se han habilitado espacios de acogida “donde las personas puedan descansar, puedan asearse”, subrayó Agusti.
Se estima que la población venezolana en Perú, que representa casi 9 de cada 10 extranjeros, se aproxima a los 1,3 millones de personas.
Un tercio no tiene permiso migratorio de permanencia en el país, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística, INEI.
Sin salida
Los migrantes iniciaron su travesía de regreso sin documentos. A las personas que buscan entrar a Perú se les pide un sello de salida de Chile. Y este solo se obtiene si también cuentan con sello de entrada, que, a su vez, necesita pasaporte y visa vigente.
“Nos quieren correr del país (Chile), pero no nos dejan pasar (a Perú)”, sostuvo Javier Soto, un migrante venezolano.
Otro migrante entrevistado por la AFP, Jermain Escalona Ugueto, de 28 años y con dos hijos, indicó que ha intentando ingresar a Chile tres veces pero ha sido devuelto por las autoridades chilenas.
Explica que no tiene pasaporte, solo su cédula venezolana “y los papeles de mis hijos”.
Solo pide “un transporte para llegar a la frontera de Chile y desocupar la plaza”. “Se ve muy mal que estemos durmiendo con los niños, con la ropa tirada y el desaseo”, relata.
Este viernes varias decenas de personas marcharon en Tacna, exigiendo soluciones para los migrantes que pernoctan en las plaza principal de la ciudad.
“La población está molesta y preocupada” dijo a la AFP Antonio Chambi, presidente de la junta vecinal Almirante Miguel Grau de Tacna. Han instalado “más de 20, 30 carpas” y algunos se “se drogan y asaltan” a las personas.
Con información de AFP